Los aficionados lucenses se encuentran a la expectativa de los próximos pasos que dará el sheriff, Tino Saqués. En el día a día del conjunto lucense se aprecian aires de cambio, situación que se produce en cada inicio de temporada, aunque ahora tienen más peso en que anteriores ocasiones. La comunicación del club, parece mejorar, solo parece, por lo menos, en lo tocante a las redes sociales, con normalidad y proximidad, sin dificultades para interconectar con el club. Lo que no mejora es el oscurantismo impuesto por Saqués, los conmilitones dejan deslizar cantidades astronómicas por la venta de algún jugador y luego por el camino se pierde un cero. El problema no es de quien lo dice, sino de quien lo cree, dar como bueno las noticias interesadas con epicentro en el CD Lugo, es muy aventurado.
La margarita de Tino Saqués
Tino Saqués, navega en la incertidumbre capitaneando un barco que hace aguas por babor, estribor, proa y popa. En la soledad del navegante sigue deshojando la margarita, ultimando detalles en lo que es la venta de un paquete importante de sus acciones. Donde hay una nota discordante, es en seguir como presidente del club, algo que no ven con buenos ojos los futuros compradores. Tino, muy cuco, es consciente de que los fichajes que se están produciendo apenas ilusionan, es normal en un Club descapitalizado, devaluado deportivamente y huérfano de abonados. Las instituciones de Lugo, Diputación y Ayuntamiento, tienen culpa de que el CD Lugo hubiese llegado a esta situación; ante tanto despropósito, se han puesto de perfil, no obligando a cumplir las exigencias del pliego de condiciones para la compra de las acciones. La luz de la versión populista política, ya no alumbra, se apaga como una vela que está llegando al final.
Si los compradores dan media vuelta y se van cansados del chalaneo del Presidente, el CD Lugo, salvo que el Santísimo haga un milagro, la sombra del descenso puede ser la espada de Damocles durante toda la temporada, solo se puede evitar invirtiendo en jugadores que den el poso que necesita el equipo para volver a ocupar plaza en el fútbol profesional. El dueño de la mayoría de las acciones ha demostrado, por activa y pasiva, que como empresario es un hombre frío, como presidente del CD Lugo, un fracaso.
La situación es rocambolesca, el lucense, querría mantener hasta tres personas en la toma de decisiones diarias, más allá de las económicas y blindar la situación de algunos trabajadores puntuales, como por ejemplo, una persona del Consejo de Administración, en nómina del Club. Los compradores quieren traer consigo a un director general, un director deportivo, un adjunto y un responsable de la cantera, en una primera etapa, lo que es parte de la discrepancia con el actual máximo mandatario.