Misa en la intimidad por Juan de Ajuriaguerra. Por Iñaki Anasagasti

por Iñaki Anasagasti

Decía Javier Landaburu, en artículo memorable, que para él el PNV era como una familia grande. Con sus padres y abuelos, sus hijos, sobrinos y nietos. Sus batzokis, mítines y elecciones. Su defensa del euskera y de lo propio. Sus líos y sus acuerdos. Sus venerables y sus ovejas negras y su emoción de pertenecer a un colectivo con unos valores identificables.

Me gusta ese criterio aunando a él una ideología humanista, centrada, asentada en la tierra y concatenada en 130 años, nada menos. Europeista y combatiente contra todas las dictaduras y reconociendo a sus mayores. Y nucleada alrededor del lema, resumen del legado de Sabino Arana: Euzkadi es la Patria de los Vascos.

Es lo que se ha hecho hoy domingo, en la intimidad y en la Iglesia de San Felicísimo en Bilbao, iglesia de los Pasionistas, muy bella y con un frontispicio donde están esculpidos los doce apóstoles con su aura menos Judas y con Cristo en el centro. Un altar muy logrado. Allí hemos recordado como en agosto de 1978 falleció Juan de Ajuriaguerra, líder fundamental del EAJ-PNV quien dedicó toda su trayectoria vital a mantener la llama de una ideología y a un partido que algunos creyeron había pasado a la historia.

Al salir he coincidido con Simón Bilbao que todos los años se ocupa de recordar esta misa y poner la correspondiente esquela. Ajuriaguera fue afiliado en Deusto y de Deusto pasó al Bizkai Buru Batzar tocándole todo el marrón de la guerra. Ingeniero, muy austero y siempre pidiendo austeridad a los burukides, pocas palabras, muy resolutivo y predicando con el ejemplo. Muy cerca de los suyos. Tenía una autoritas increíble.

Le he preguntado a Simón por qué no habían puesto esquela. Me ha dicho que sí la pusieron, pero por un error en Deia no la publicaron ayer y querían hacerlo hoy. Pero hacerlo este domingo ya no tenía sentido, pues, al ser la misa a las 10:30, no había forma de reaccionar y se ha echado en falta, por ejemplo, a Ibon Areso, a Rafa Sarria, a Xabier Manterola y a varios más que son clásicos en la asistencia todos los años.

Si ha estado el alcalde Aburto con todos los concejales del EAJ-PNV, algo que repiten todos los años y es digno de ser destacado. Lo hacía Azkuna, Areso, y Xabier Arzalluz en la Iglesia San Pedro y ahora en San Felicísimo. Siendo libres, muy libres de acudir o no, y respetando que cada quien haga lo que le parece, pero cuando se ostenta un cargo de representación hay unas obligaciones mínimas, me ha extrañado la ausencia de burukides del BBB, habiendo sido Ajuriaguerra presidente de la ejecutiva de Bizkaia y teniendo como tiene calle en Bilbao. No es un cualquiera. Del EBB ha estado Joseba Aurrekoetxea pero para mi sorpresa, nadie de la Diputación de Bizkaia, ni del Gobierno Vasco. Parecería que no va con ellos, no tienen ninguna obligación y al parecer no son de la familia que describía Landaburu.

Le he saludado a Santiago Zatón, al ex secretario del EBB Ricardo Ansotegi, a Eloy Unzalu y a diversos afiliados del PNV de Deusto. En total, unas 80 personas.

No sé lo que hubiera escrito el político alavés Landaburu ante la misa recordatorio de hoy. Estos actos de reconocimiento no son solo citas religiosas sino de militancia por lo que contrasta su reducido número contrastando su pequeñez a lo que se ve cuando abres las páginas de los periódicos, en plena Aste Nagusia lleno de fotografías de esos cargos, y a los que no ves en los bancos de la iglesia pero si los tienes fotografiados en txoznas y espectáculos de todo tipo. ¿Están en su derecho?. Si, pero creo les falta consecuencia. Un partido es algo más que ir a fiestas. Igual esto es un revival a desaparecer. Seguramente, pero mucho ojo. Una familia sin rendir respeto a los suyos tiene los días contados como tal familia. Para colmo me dicen que la tumba en Ibarrekolanda de Ajuriaguerra está muy abandonada. Muy triste.

Y como hoy acaban la Aste Nagusia, una tira antigua de Asier y Javier oportuna y lograda, publicada en Deia.

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