Encuentro en Mutriku. Por Iñaki Anasagasti

por Iñaki Anasagasti

Todos los años en agosto, mes de su cumpleaños, nos solíamos reunir hijos y primos alrededor de Begoña Olabeaga Basurko, la última de las hermanas de mi ama, pero falleció en junio de 2023 a los 95 años en Donostia. Niña de la guerra, casada con José Antonio Zaldua, promotor de ikastolas y del aprendizaje del euskera que fue secretario del Parlamento Vasco y falleció en accidente en la autopista. Tuvieron cinco hijos.

Este año, para no perder las buenas costumbres, los primos Zaldua Olabeaga y Anasagasti Olabeaga hemos decidido reunirnos en Mutriku, localidad de origen de nuestra amona común Antonia Basurko. En total nueve primos junto con la prima de nuestra ama que vive en Mutriku, Belén La Reina Basurko y su marido Joseba Bazterretxea para comer y departir y contarnos batallas en el batzoki de Mutriku que tiene una buena cocina. Belén está como una rosa y su marido Joseba a punto de cumplir 88 años, lúcido y lector, maquinista naval nos ha contado las mil historias de una profesión dura como la de arrantzale, de riesgo, esfuerzo físico, soledad y mucho trabajo. ”Hoy los jóvenes no quieren repetir lo que hacíamos, y se pierde un gran patrimonio laboral y humano, nos decía entristecido. Es una pena pues en el puerto no veréis un solo barco pesquero. Se come pescado pero no se pesca aquí, lo traen de fuera”. Para él fue toda una aventura ir en uno de esos arrastreros a Dakar por espacio de diez días, o el naufragio del que sobrevivieron de chiripa frente al puerto de Bilbao, y las labores de las mujeres trabajando en el escabeche. Familias enteras involucradas y trabajando alrededor del Puerto, un mundo ya inexistente, y viendo que sus amigos arrantzales van desapareciendo y llevándose todas sus historias con ellos y viendo el puerto lleno de barquitos, pequeñas embarcaciones y moto-náuticas. Lástima que ETB, como servicio público no tenga un programa específico recuperando, aun a tiempo, estas viejas historias que se van a perder. No hay sensibilidad. Solo tenemos programas de cocina, fútbol y el Conquis.

Tras la comida bajamos al puerto no sin antes pasar por un estupendo lugar donde hay un gran salón marinero que mira al puerto, en el edificio de la lonja, muy ambientado de forma marina, con aperos, arpones, fotografías y redes, se solían reunir los viejos arrantzales para contarse sus aventuras. Tras esto bajamos para ver donde nació nuestra ama en el mismo puerto. Un poco más allá del edificio de Peña Gantxegi más conocido como ”el paquete de Atxicoria”. En la lonja nos enseñaron fotos de pesqueros de la familia con el nombre de Chambelena pues así se les conocía a los Basurko. Un estudio de Ramón Basurko dice que fueron hasta cinco. Típico de los pueblos poner un seudónimo identificativo. Los deTxanbelena. Mi tío Joseba, escritor y poeta, utilizaba el de Txaranbel. El nombre viene de un viento fuerte del mar que se ve de lejos

Y es que donde ahora hay edificios en el puerto y nos dijeron que la abuela Manuela Etxeberria Celaiaran y su marido José Santos Basurko, tuvieron una Taberna, de esas tabernas de los pueblos de la época que eran además tiendas donde se vendían anzuelos, ultramarinos, botas y era a la vez un bar de los parroquianos y arrantzales hablando fuerte y fumando. Me gusta el nombre de Manuela y el de Taberna, que cada vez se oyen menos.

Bajando al Puerto nos metimos en un aterpe, donde hay un busto de Evaristo de Txurruka, con una canción pintada en la pared dedicada al pueblo “Ene Mutriku Maitia” de septiembre de 1956 de Bazterretxea y Beristain, canción que nos cantó Belén y con un mural que reproduzco.

Un día familiar bonito de recordar raíces que en el día a día se difuminan y con la pena de que todos los que hicieron nuestra historia familiar ya no están y por tanto no podemos ni imaginar lo que fue aquel microcosmos con todos sus valores en un pueblo que ha dado marinos y arrantzales histórico

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