El poder de Escoita: La voz de lo que no se ve. Por Jesús Suárez

por Jesús Suárez

@jsuarez02111977

En los últimos meses, he notado que una de las preguntas más recurrentes que me hacen es: ¿Cuál es la diferencia entre Escoita y las radios convencionales? La respuesta es más sencilla de lo que parece, pero creo que es importante profundizar en ella, ya que va mucho más allá de las simples diferencias técnicas. Escoita y la radio convencional son dos formas de ofrecer contenido, pero sus objetivos, sus estilos y hasta sus públicos, son muy distintos.

Escoita es un servicio que tiene un propósito muy específico: descripción neutral y detallada de los eventos. No pretende entretener ni generar opinión; su misión es otra, mucho más precisa y enfocada. Se trata de contar lo que sucede en un evento de manera objetiva, sin adornos, sin comentarios adicionales, sin generar espectáculo. Lo que se busca con Escoita es trasladar la acción tal cual sucede, describiendo el entorno y los detalles, para que el oyente pueda “ver” con sus oídos.

Esto marca una gran diferencia con las radios comerciales, que han ido transformándose en algo más parecido a un show de entretenimiento. Piénsalo en el contexto del fútbol, por ejemplo: antes, el narrador tenía la tarea crucial de describir con precisión lo que estaba ocurriendo en el campo, porque no todos los oyentes podían ver el partido. Hoy en día, la mayoría de las personas están viendo el evento mientras lo escuchan. Como resultado, la narración ha perdido peso en términos de descripción detallada de la acción. En lugar de priorizar la narración de la jugada o el contexto del partido, se suele dar paso a comentarios, análisis, opiniones e, incluso, bromas o discusiones entre los locutores. La función de la radio ha mutado: ya no se trata tanto de narrar lo que sucede, sino de “crear espectáculo” a partir de lo que ocurre.

Esto puede parecer algo menor, pero tiene un impacto significativo en la experiencia del oyente. La descripción pierde riqueza, el tiempo dedicado a detallar lo que realmente está sucediendo en el campo se diluye entre el análisis y los comentarios. El tiempo de acción, en resumen, queda relegado a un segundo plano.

Otro factor fundamental en esta comparación es la latencia o retraso entre el sonido y las imágenes. Las radios comerciales, al transmitir vía streaming por internet, suelen tener un retraso considerable respecto al evento en vivo. Es común que, al seguir un partido en televisión o en el propio estadio y escuchar la transmisión radial, la imagen llegue varios segundos antes que la voz. Este desfase rompe la sincronización entre lo que vemos y lo que escuchamos, haciendo que la experiencia pierda inmediatez y, en algunos casos, sea frustrante para quienes siguen el evento en directo, pero esto todavía se agrava aún más para personas con discapacidad visual.

Escoita, por el contrario, ha logrado reducir la latencia a un mínimo. Gracias a su transmisión en Real Time”, el retraso entre el sonido y la imagen es de menos de 400 milisegundos, lo que se considera un “directo puro”. En otras palabras, el sonido llega al cerebro prácticamente al mismo tiempo que las imágenes, logrando una sincronización perfecta entre lo que ves y lo que escuchas. Esto es crucial para quienes buscan una experiencia fiel e inmersiva en relación con lo que ocurre en el momento, sin los retrasos ni los desfases que tan comunes son en las transmisiones comerciales.

En resumen, la diferencia entre Escoita y las radios convencionales radica en su propósito y en cómo se aborda la narración de los eventos. Mientras que Escoita se enfoca en la “acción pura”, proporcionando una descripción detallada y neutral, las radios comerciales

han adoptado un rol más de “entretenimiento”, alejándose de la narración precisa y detallada. Además, la sincronización entre imagen y sonido en Escoita es casi perfecta, algo que, lamentablemente, las radios convencionales no logran al transmitir por internet.

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