A los deportistas que no pasean en vehículos de alta gama, los que se tienen que partir el alma trabajando todos los días para poder subsistir y luego ir al gimnasio a prepararse para no perder la forma, la solidaridad les rezuma por todos los poros del cuerpo.
Me emocionaron las palabras que ayer he leído en el X (antes Twitter) de @AztecaBox: Luis, cuando era pequeño hubo una riada en Camerún, me salvó mi padre, aquí todos me ayudasteis mucho, el dinero del combate del sábado, lo quiero mandar a los niños de Valencia».
El gesto de Moukoko es tan grande como la torre de Hércules, un gesto solidario que quedará para siempre grabado en la historia del deporte coruñés. El próximo sábado, el Frontón de Riazor volverá a estar a tope, Moukoko siempre es recibido, cuando hace el paseíllo del vestuario al ring, con grandes aplausos. El sábado, los aplausos sonarán con más fuerza, el gesto de solidaridad de Moukoko es una lección que no debemos olvidar, quien dona lo que necesita, es merecedor del reconocimiento de todos.
Larga vida al BOX