Este sábado, Barcelona ha vivido una jornada histórica con la manifestación por el derecho a la vivienda más grande de la historia del Estado español. 170.000 personas han llenado las calles del centro de la ciudad para exigir las cuatro medidas urgentes contra la especulación: bajada de los alquileres, contratos indefinidos, recuperación de los pisos vacíos, turísticos y de temporada, y prohibición de la compra para especular. La marcha, convocada por más de 4.000 organizaciones, ha contado con una treintena de columnas llegadas de toda Cataluña a pie, en autobús o en tren.
La ridícula cifra publicada por el Ayuntamiento de Jaume Collboni, de solo 22.000 personas, es un insulto a todas las personas que han salido hoy a la calle y una manipulación que se evidencia en todas las fotografías de la manifestación.
Bajada de alquileres, contratos indefinidos, recuperación de viviendas y prohibición de compra especulativa
En un momento crítico para los hogares trabajadores, el Sindicato de Inquilinas y el movimiento por la vivienda han puesto sobre la mesa cuatro demandas imprescindibles para revertir la crisis:
Bajada de los alquileres en un 50%: La regulación de alquileres ha llegado cuatro años más tarde de lo prometido y es necesario recuperar el dinero de los aumentos de alquiler durante todo este tiempo.
Contratos indefinidos: Se debe acabar con la inseguridad y el chantaje constante que suponen los contratos cortos, que dejan a miles de familias pendientes de una renovación incierta.
Recuperación de los pisos vacíos, turísticos y de temporada: Hay que destinar estos pisos a uso residencial y revertir la lógica de un mercado que prioriza el beneficio especulativo sobre el derecho a vivir en ellos.
Prohibición de la compra especulativa y gravamen a la multipropiedad: Los pisos solo deben comprarse para vivir en ellos. Es urgente frenar la acaparación de propiedades por parte de fondos buitres y grandes tenedores, que concentran un porcentaje creciente del parque de vivienda.
El éxito de la manifestación ha evidenciado el rechazo a las medidas cosméticas. Rechazamos el bono joven de alquiler, una transferencia de rentas hacia los más ricos, las promesas abstractas de construcción de miles de viviendas sin intervenir la avaricia del sector inmobiliario y el inútil decreto de regulación de los alquileres de temporada que prepara el Ministerio de Vivienda y que seguirá permitiendo el fraude.
Casa Orsola, símbolo de lucha y esperanza
Durante el recorrido, la manifestación ha hecho una parada emotiva frente a Casa Orsola, en la calle Calàbria con Consell de Cent. Este edificio se ha convertido en un símbolo de la resistencia contra la especulación inmobiliaria. Las familias que viven allí llevan más de tres años enfrentándose a un fondo buitre, Lioness Inversiones, que quiere expulsarlas para destinar los pisos a alquileres de temporada.
Enric Aragonès, portavoz del Sindicato de Inquilinas, ha destacado la lucha de las vecinas:
«Casa Orsola es el reflejo de todos los problemas que sufrimos las personas inquilinas: precios abusivos, inestabilidad y acaparamiento de viviendas en pocas manos. Pero también es un ejemplo de cómo nos organizamos, desobedecemos y resistimos. Después de tres años de amenazas, siguen allí. Y hoy hacemos un llamado a todos: hay que parar el desahucio que se ha solicitado esta semana. Estamos preparadas para ganar.»
Crónica de una movilización masiva
La manifestación ha comenzado a las 17:00 h en Plaza Universidad, con seis grandes columnas ferroviarias llegando desde diversos puntos de Cataluña. Decenas de miles de personas se han sumado a las 15 convocatorias provenientes de municipios como Girona, Vilanova y la Geltrú, Reus, Tarragona, Terrassa, Sabadell o Manresa que han convergido en el centro de Barcelona.
El recorrido ha seguido por Gran Vía, pasando por calles emblemáticas como Calàbria y Aragón, hasta llegar a Plaza de los Países Catalanes. Las calles han sido un clamor unánime contra la especulación con cánticos como «¡Rentistas culpables, gobiernos responsables!» y pancartas que denunciaban la pasividad de las instituciones ante la crisis.
La manifestación ha sido el fruto de una organización sin precedentes: más de 60 comités por todo el territorio, 75.000 octavillas repartidas, 30.000 carteles y miles de adhesivos. Estos esfuerzos han logrado movilizar a personas de toda Cataluña, con columnas ferroviarias y autobuses que han llegado desde ciudades como Reus, Tarragona, Girona y Lleida.