
El tiempo no se detiene, y el mundo también envejece
La humanidad atraviesa un fenómeno inédito: por primera vez en la historia, hay más personas mayores de 65 años que niños menores de 5 años [¹]. Según las Naciones Unidas (ONU), para 2050 el número de personas mayores de 60 años se duplicará, alcanzando los 2.100 millones [²]. Este envejecimiento acelerado de la población no es una estadística proyectada a un futuro lejano; es una realidad que ya se deja sentir dentro de las empresas, en los pasillos donde las canas ya no son la excepción, sino que empiezan a dominar, y donde los ritmos cambian, sutilmente, cada día.
Las empresas que aspiran a perdurar, aquellas que desean ser algo más que engranajes para producir beneficios, necesitan comprenderse como sistemas orgánicos vivos, en constante adaptación. Al igual que el cuerpo humano cambia con la edad, una organización también debe ajustarse, regenerarse y prepararse para las nuevas fases de su ciclo de vida. La rigidez mata. La estagnación cristaliza. Y en tiempos de cambio rápido, no cambiar es comenzar a morir. El envejecimiento de la población activa no es una amenaza; muy al contrario, es una invitación a la reinvención.
La formación como cuidado y como prevención
La longevidad laboral es un nuevo imperativo. Pero para que sea viable, es necesario preparar el terreno desde temprano. A partir de los 40 años, edad a partir de la cual la curva cognitiva comienza un lento declive [³], las empresas deberían ofrecer a sus trabajadores formación continua, no solo en competencias técnicas, sino también en ámbitos personales como, por ejemplo: salud física y mental, educación financiera, nutrición, entrenamiento cognitivo y hábitos preventivos. Es una inversión que, intrínsecamente, ofrece un retorno garantizado.
Estudios de la Organización Mundial de la Salud indican que intervenciones sencillas, como los programas de estimulación cognitiva y social, pueden reducir significativamente el riesgo de deterioro cognitivo y demencia en edades avanzadas [⁴]. Además, mantener activa la plasticidad intelectual mejora el rendimiento profesional, la creatividad y la capacidad de adaptación, cualidades cada vez más valoradas en unos mercados cada vez más volátiles y sometidos a disrupciones tecnológicas constantes.
Al mismo tiempo, es fundamental apoyar el mantenimiento de la condición física. A los 55 años, las personas ya se encuentran en la etapa pre-senior. Si se facilita el acceso a ejercicio físico orientado, sesiones de fisioterapia preventiva y una cultura organizacional que valore el bienestar, los trabajadores podrán prolongar su ciclo de contribución a la empresa con calidad. La salud de una empresa se mide también por la salud de sus personas.
Valor, propósito y futuro: una nueva cultura empresarial
La edad de jubilación está aumentando, y esta es una tendencia que continuará en los próximos años. La OCDE estima que, para garantizar la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, muchos países tendrán que elevar la edad legal de jubilación hasta los 67 o incluso los 70 años [⁵]. Pero aquí está el punto clave, nadie puede mantenerse activo si no dispone de las condiciones físicas, emocionales y cognitivas necesarias. Y nadie debe mantenerse únicamente por compasión. El trabajador sénior seguirá siendo un activo en la medida en que sea útil y aporte valor, esta es la realidad cruda.
Sin embargo, hay un valor por descubrir en el saber acumulado, en la experiencia tácita, en la inteligencia relacional que solo los años de experiencias bien vividas pueden aportar. Para ello, necesitamos crear ecosistemas donde distintas generaciones dialoguen, aprendan y se apoyen mutuamente. Necesitamos repensar el mentoring, los liderazgos, los modelos de equipo, la arquitectura de los horarios y de las funciones.
Las empresas que se reconocen como sistemas vivos saben que la longevidad es un bien, siempre que esté bien cuidada. Saben que cuidar de sus trabajadores es cuidarse a sí mismas. Y saben que innovar no es solo incorporar tecnología, sino también abrir espacio para que el tiempo, y quienes lo viven con mayor profundidad, tengan voz, espacio y protagonismo.
Este es el camino hacia la sostenibilidad social y económica. Y el futuro solo será posible si se vive con todas las edades.
Notas y fuentes:
[¹] United Nations, World Population Prospects 2022: Summary of Results. Disponible en: https://www.un.org/development/desa/pd/sites/www.un.org.development.desa.pd/files/wpp2022_summary_of_results.pdf
[²] United Nations, World Population Ageing 2020 Highlights.
[³] Harvard Health Publishing, Preserving and improving memory as we age. Disponible en: https://www.health.harvard.edu/newsletter_article/preserving-and-improving-memory-as-we-age
[⁴] World Health Organization, Risk reduction of cognitive decline and dementia – WHO Guidelines.
[⁵] OECD, Pensions at a Glance 2023 – Retirement ages continue to rise.