Francisco D’Agostino une tradición, legado familiar y cultura en su proyecto para Palma, Jerez e Inca

El empresario Francisco D’Agostino ha colocado en primer plano una propuesta que combina herencia cultural y visión de futuro. A través de la sociedad Balears Cambio de Tercio S.L., ha presentado una oferta de cinco millones de euros para adquirir las plazas de toros de Palma de Mallorca y Jerez de la Frontera, mientras lidera una serie de eventos que buscan acercar la tauromaquia a otras disciplinas artísticas.

En una conversación con El Mundo, Francisco Javier D’Agostino Casado explicó que la primera propuesta ascendía a tres millones, pero tras ser rechazada decidió incrementarla. “Estas plazas son más que recintos para corridas. Palma y Jerez forman parte de la historia cultural de España y merecen ser recuperadas”, afirmó. En esta apuesta lo acompaña el matador retirado Javier Conde, con quien ya ha llevado adelante varios proyectos de recuperación taurina en Mallorca.

La relación de Francisco D’Agostino Casado con la tauromaquia tiene raíces profundas. Hijo de Franco D’Agostino, empresario venezolano que en los años 60 mantuvo una estrecha amistad con el torero Luis Miguel Dominguín, asegura que su implicación actual es también personal. “Desde niño viví rodeado de esto. Mi primera becerrada fue en la finca La Virgen y cuando me negué a entrar al ruedo tuve que admitir mi miedo en voz alta. Aprendí que la tauromaquia es respeto y cultura”, recordó. “No estoy entrando ahora en este mundo, nací en él”, agregó.

Ese mismo espíritu estuvo presente el pasado 23 de julio en la Plaza de Toros de Inca, donde Francisco D’Agostino y Javier Conde organizaron una velada que mezcló flamenco, cine y tradición taurina. La actuación acústica de Estrella Morente cautivó al público, mientras que la proyección de Tardes de Soledad, dirigida por Albert Serra, cerró la noche con un tono poético. Una llamada en directo de Enrique Ponce sorprendió a los asistentes, reafirmando su apoyo al proyecto y anunciando su participación en la corrida concurso del 3 de agosto.

Para Francisco Javier D’Agostino Casado, la combinación de estas acciones responde a una visión clara: rescatar y renovar la tauromaquia como parte del patrimonio cultural. “Palma llegó a programar más festejos que San Isidro. Recuperar esa vitalidad y a la vez integrar música y cine es demostrar que la tradición puede evolucionar sin perder su esencia”, afirmó.

Con la oferta por Palma y Jerez y el éxito de la velada de Inca, Francisco D’Agostino Casado consolida un proyecto que busca honrar el legado de su familia y abrir nuevos caminos para la tauromaquia en el siglo XXI. “Es continuar con una herencia que llevo en la sangre y asegurar que siga viva para las próximas generaciones”, concluyó.

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