La política en Galicia, al parecer, se está convirtiendo en un gran juego de ajedrez donde las piezas se mueven sin mucho sentido, y el tablero es, curiosamente, el propio Partido Socialista de Galicia (PSdeG). El protagonista de este drama, José Ramón Gómez Besteiro, parece dispuesto a inmolar a su propio partido en el altar de las ambiciones personales. En este nuevo episodio de la serie «Errores Crónicos«, la última jugada ha sido el cese de María Rivas como subdelegada del Gobierno en A Coruña, una decisión que, lejos de resolver problemas, ha abierto una caja de Pandora llena de conflictos.
La caída de María Rivas ha desatado la ira de los afines a Inés Rey y Lage Tuñas, demostrando que en el PSdeG las lealtades son tan sólidas como un castillo de arena. Pero la inmolación no termina ahí. El «efecto dominó» de esta decisión ha provocado un movimiento de fichas que haría palidecer al mejor estratega: Julio Abalde asume el cargo de subdelegado, dejando su escaño en el Parlamento gallego. ¿Quién lo ocupará? Aitor Bouza.
Bouza, el “maestro” que, según las encuestas internas, podría llevar al partido a su peor resultado en la historia de las municipales en Santiago, se convierte en la nueva esperanza socialista. Los rumores de su “carácter conflictivo” y el riesgo de que salten a la luz pública algunas «situaciones» solo añaden más sabor a esta tragicomedia. Los históricos del PSOE de Santiago, aquellos Xosé Sánchez Bugallo y Mercedes Rosón que se creían irreconciliables, han encontrado un enemigo común, José Ramón Gómez Besteiro. Por fin, la unidad socialista, aunque sea por la vía del odio.
Y mientras el barco se hunde, el presidente de la Diputación de A Coruña, Valentín González, está a lo suyo, que es presidir, la Diputación. Se pone de perfil en esta guerra de ambiciones con la habilidad de un funambulista. Sin embargo, parece que los capitanes de los municipios, como el de Pontedeume y el portavoz de Ferrol, ya han decidido que el Titanic de Besteiro no es su barco. La sensación generalizada entre los alcaldes de la provincia es de una “falta de liderazgo” en el PSdeG es abismal, un liderazgo que parece centrarse únicamente en el noble arte de recolocar a los amigos para cobrar a fin de mes.
La lealtad «condicional» no se compra en Lugo
La ironía no se queda en A Coruña. En Lugo, el juego de las sillas musicales sigue su curso. Regresó Darya Fernández, secretaria xeral do PSdeG de Navia, agrupación clave para conseguir la Diputación, que en su momento fue cesada por José Tomé por “falta de confianza”. Esa confianza, al parecer, se ha recuperado mágicamente, seguramente porque la supervivencia política de Tomé hasta 2027 depende de un buen acuerdo interno y lo sabe. Y, por supuesto, la desconfianza crece, los socialistas de Lugo temen que Tomé incumpla los pactos, lo que, por supuesto, generaría más «armonía» en las filas. Tomé tiene el dinero público, tuyo y mío, para comprar algunas voluntades, Iván Castro tiene la ética socialista y esa no está en venta. El otoño en Lugo `puede ser un volcán.
Para aderezar aún más la situación, la dirección del partido ha decidido «prescindir» de varios candidatos a alcaldías que, vaya sorpresa, no son de su agrado. Para sustituirlos, han contactado con una persona que trabaja en una farmacia, un empresario del movimiento vecinal y otra figura del mundo asociativo. Una estrategia audaz que demuestra que en el PSdeG, el currículum político no es tan importante como tener la «cuerda» adecuada.
Así, entre ceses, recolocaciones y candidatos improvisados, el PSdeG sigue su camino hacia un futuro incierto. Una cosa está clara: en esta «guerra política», no hay vencedores, solo peones que se inmolan y líderes que quieren seguir cobrando del dinero público, mientras el verdadero debate se desvanece en la neblina de las ambiciones personales.