Abegondo inaugura futuro… y olvida a su fundador

A las seis, sin clarines ni paseíllos, Abegondo estrenó traje nuevo. La lona aún huele a obra y el rótulo brilla con un anglicismo corporativo: Dépor Training Center. El presidente propietario, Juan Carlos Escotet, ejerció de anfitrión y repitió la idea-fetiche del día: Abegondo como «eje estratégico» del club. Detalló los ocho campos reglamentarios, tres zonas de calentamiento, la tecnología, la sostenibilidad y las fases de obra hasta 2027, con una inversión superior a los 40 millones de euros. El proyecto, a cargo del estudio Populous, tiene como propósito declarado: onde nace o futuro.

Como nota positiva, Juan Carlos Escotet anunció que el campo principal llevará el nombre de Arsenio Iglesias, un gesto tan justo como necesario. La mejor manera de acallar a los que no le gusta el nombre de las instalaciones de Abegondo

La silla vacía de Lendoiro

En la foto institucional faltó la alcaldesa, ausente por compromisos de agenda en la FEMP, y asistió en su lugar el concejal de Deportes. Sin embargo, ese no es el detalle que más «chirría» del acto, aunque ayuda a explicar el clima entre el RC Deportivo y el Gobierno Municipal. Lo que de verdad duele es la silla vacía que nadie preparó para Augusto César Lendoiro.

Abegondo no fue un regalo del cielo ni un encargo de una consultora, fue una idea, una compra, una apuesta y una inauguración en 2003. Está en la hemeroteca. Manuel Fraga Iribarne (entonces presidente de la Xunta) cortó la cinta de «El Mundo del Fútbol», abriendo la casa de campo a la cantera, al primer equipo y a la ciudad.

El dueño y presidente actual tiene la responsabilidad de mirar hacia adelante y esta remodelación es su obra. No obstante, la educación, la memoria y el saber estar se basan en algo tan elemental como mandar una invitación al presidente que concibió y levantó la ciudad deportiva. No al político, no al patrocinador, sino al fundador de la idea.

En la crónica del acto no aparece su nombre ni en la relación de intervinientes ni en las piezas que glosaron asistentes y parlamentos. Su ausencia, más que un olvido, suena a decisión deliberada. ¿Habrán impuesto desde el Club un «pacto de omertá»?

Memoria vs. modernidad

No se trata de canonizar ni de blanquear etapas. La historia del Dépor con Augusto Joaquín César Lendoiro es tan descomunal como discutible: títulos, años en la élite y noches europeas, sí; deudas y errores, también. Pero Abegondo es suyo en origen, tan suyo como de los miles de deportivistas que pisaron su césped desde 2003.

Negarlo, ocultarlo o rebajarlo, señor Escotet, es alejarse de la identidad que usted dice querer impulsar con césped híbrido y certificaciones de sostenibilidad.

La elección del nuevo nombre, Dépor Training Center, ya generó controversia entre los deportivistas por su falta de raíz local. Si bien, la idea de nombrar un campo en honor a Arsenio Iglesias es justa y se aplaude, aunque la crítica al nombre principal persiste. No es pecado modernizar; si lo es desconectar de la tradición mientras se presume de futuro. Alguien le habrá dicho, supongo, que un tal Javier Irureta consiguió cinco títulos, uno de Liga y muchos años en el podium de Primera División. Aún está a tiempo de bautizar otro campo con su nombre. Dos leyendas en el banquillo del RC Deportivo de La Coruña.

La memoria no estorba, ordena. Y la educación no cuesta, se ejerce. Bastaba con un correo, un asiento reservado y una referencia directa al acto fundacional de 2003 mientras se mostraban los planos de 2025. El gesto de caballeros no resta, suma.

Abegondo quedó más grande y mejor. Ojalá hoy el Dépor también sea más amplio de miras. Porque sin memoria no hay proyecto y sin educación no hay club, solo gestión. Y un club no es una cuenta de resultados: es una historia compartida. La de los que piensan, compran, deciden y construyen… y la de quienes saben decir, gracias.

P.D. Por cierto. ¿Sigue la placa de inauguración de «El Mundo del Fútbol» por parte del presidente de la Xunta, Manuel Fraga Iribarne, en su lugar original?

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