Por qué no le quitan el nombre de San Mamés

por Iñaki Anasagasti

Me dicen que ciertas redes han arremetido contra la costumbre centenaria de rezar el Padre Nuestro en el vestuario del Athletic y quieren se suprima. El siguiente paso será quitarle a San Mames el nombre del Santo y la denominación de Catedral. Asimismo y puestos a quitar, eliminaría los nombres de la delantera histórica del Athletic, aquella de Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza, porque estos jugadores tenían la mala costumbre de ir a misa los domingos y habían hecho la primera comunión. Y un poco más adelante cuestionar esa filosofía viejuna, para ellos, de que sólo se juegue con futbolistas vascos. Total, ¿para qué?. Son tradiciones que hay que desechar.
Y yendo a Iruña quitemos a los mozos en San Fermín que no le pidan protección al Santo antes del encierro. Total, ¿para qué?.
Cambiemos la letra del Agur Jaunak y vayamos cerrando ermitas, iglesias y cambiando nombres de plazas, calles y equipos. ¿Qué es eso de Ama Guadalupekoa?. Y la Virgen de Begoña, Arantzazu, Itziar, Estibaliz, San Ignacio, Francisco de Javier, Berriotxoa, que se apeen de su patronato y el PNV abandone el JEL de Jaungoikoa eta Lege Zarra y lo traduzca en estas fiestas  a Jan, Edan ta Lo. Y no es broma. Estos nuevos y zafios iconoclastas igual pretenden sustituirlo todo por un islamismo europeo, pero no les veo a estos cerebros ayunando en el Ramadán.
Euzkadi se ha ido haciendo durante siglos con el cristianismo, con sus guerras e imposiciones, su Inquisición y abusos, pero con su amor y perdón y con todo su arte trascendente, con su base religiosa y cultural. Hoy somos así porque nuestros antepasados, desde las brumas de la historia a nuestros padres, nos han transmitido todo este bagaje de categorías. Como decía James Joyce que había perdido la fe, pero conservaba sus categorías, el escritor irlandés era inteligente y sensible. Solo nos falta ahora que estos cerebros vacíos y bastante tóxicos nos quieran llenar los nuestros con su basura.
Eso no quiere decir que sea obligatorio nada, ni tan siquiera creer en la Virgen de Begoña ni en la religión católica, pero por lo menos respetar las tradiciones, a nuestros antepasados y a lo que hoy somos. Amén.

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