El portavoz parlamentario de Izquierda Unida y recién elegido diputado de la coalición Sumar por Córdoba asegura en los pasillos del Congreso en alusión a la formación de Núñez Feijóo que «un partido que pretende quitarle el nombre de Marcelino Camacho a una plaza es evidente que no ha entendido que hay un espacio muy grande en España, que es de tolerancia, y que desde luego ellos no lo quieren representar»
El portavoz parlamentario de Izquierda Unida y recién elegido diputado de la coalición Sumar por Córdoba, Enrique Santiago, ha señalado esta mañana a la entrada de la Diputación Permanente del Congreso sobre la próxima formación de un nuevo ejecutivo que «a estas alturas lo que está claro es que el Partido Popular no puede formar gobierno, es incapaz, nadie le coge el teléfono, no tiene relaciones formalizadas, ni respeta los mínimos consensos de la democracia».
En una referencia muy concreta a esta última alusión, Santiago explicó en referencia a la formación que lidera Alberto Núñez Feijóo que «un partido que pretende quitarle el nombre de Marcelino Camacho a una plaza como está ocurriendo en estos días es evidente que no ha entendido nada, no ha entendido que hay un espacio muy grande en España, que es de tolerancia, y que desde luego ellos no lo representan ni lo quieren representar».
El parlamentario de Izquierda Unida se refería así al pleno extraordinario del Ayuntamiento de Navalagamella, localidad madrileña donde gobierna el PP con mayoría absoluta, donde su alcalde, Andrés Sampeiro Montejano, además de incluir aumentarse el sueldo entre los puntos del orden del día, ha hecho lo propio textualmente con el ‘cambio de denominación de la Plaza de Marcelino Camacho’, histórico dirigente del PCE y ex secretario general de CCOO.
El nombre de la Plaza Marcelino Camacho fue aprobado en Navalagamella como homenaje a su figura tras su fallecimiento en 2010. Izquierda Unida coincide con CCOO en que el PP trate ahora de «borrar» lo que representa esta destacada figura de la historia democrática de España es «otra muestra más del sectarismo del partido de Núñez Feijóo, su latente dependencia de la extrema derecha y su objetivo de eliminar de la memoria colectiva a quienes lucharon por la democracia y por defender a la clase trabajadora».