Publiqué ayer la tristeza que me produce que derriben la casa de la Palmera. Y sobre todo que la gente lo considere algo normal, cuando no lo es. Un ex Diputado General me decía: ”Bilbao tiene un plan urbanístico en toda la ciudad. No entiendo eso de vivienda libre en un 100%. ¿Tanto mandan las constructoras a la orilla de la Ría?. Sígase la pista al promotor.”.
Y un arquitecto experto en urbanismo me comenta que antes de destruir una casa de 125 años daría más aprovechamiento urbanístico alrededor con la condición de mantener la casa de la Palmera que es una preciosidad”.
Y como estamos hablando de gentes que solo miran al dinero, un afiliado de Deusto me comenta muy molesto, lo siguiente: “La llamada Casa de la Palmera nunca ha estado en Zorrozaurre, que es parte y está en la punta noroeste de la actual isla tras la apertura del canal, es decir, Zorroza aurre, delante o enfrente de Zorroza. La casa de Yandiola, la de la Palmera, está delante o enfrente de Olabeaga, es decir en Deustoibarra, la Ribera de Deusto.
El problema fue haber tenido al frente del Plan General de ordenación Urbana a un muy terco de Mungia que no hizo caso a nadie y nos hemos quedado con esa parte de Deusto que ahora todo el mundo la conoce de manera equivocada como isla de Zorrozaurre en lugar de Deustoibarra que es lo correcto. Pero si no se respeta la denominación con este ramplón adanismo que sufrimos, es normal que tiren la casa, la palmera y todo lo que se le ponga delante para construir casas sin personalidad, sin vida y sin gracia como tiene la actual Casa de la Palmera. Lástima que en Deusto, que tuvo hasta ayuntamiento y tenía vida propia, hasta que la dictadura de Primo de Rivera nos la quitó con Federico Moyua, estas cosas importan un pito. Para rato hubiera sucedido eso antes cuando los tomateros, nuestros aitas y abuelos, hacían gala de su identidad. ¡Qué desastre!.