Un bombero herido en la concentración ante la Diputación Provincial de Ourense

por Redacción Ourense

Desde que el pasado 5 de junio, en asamblea general extraordinaria de trabajadores, se acordó iniciar una huelga autonómica por parte de los bomberos comarcales de toda Galicia que daría comienzo el día 15 de se mismo mes, los avances de cara a obtener una solución al conflicto que atraviesa el sector son nulos. El motivo por lo que se abrió el conflicto fueron los reincidentes incumplimientos que los Consorcios de Protección Contra Incendios (participados por Xunta y Diputaciones) cometieron respecto del compromiso adquirido con los bomberos para el cambio de modelo (de gestión privada a pública) así como sobre la normativa europea que regula la subrogación de trabajadores. Así pues, las demandas en este conflicto de los trabajadores son: restitución inmediata de la fijeza de los contratos de trabajo, consecución de un convenio marco que consolide las mismas condiciones laborales en los cuatro Consorcios (incluidos salarios) y un incremento de personal para garantizar unas condiciones mínimas de seguridad en las intervenciones.

Dado que el nombramiento de los servicios mínimos (3 o 4 efectivos por día) coinciden con la prestación del servicio que se venía haciendo antes de convocar la huelga (ya se venía prestando un servicio en mínimos a la ciudadanía), la posibilidad de acogerse a este derecho fundamental para los trabajadores es anecdótica.

Pero lo que sí hizo el colectivo es consensuar, no hacer servicios extraordinarios. La no realización de guardias extraordinarias voluntarias supuso que, dada la carencia de efectivos, pone en evidencia que las plantillas son suficientes para garantizar esos servicios mínimos, lo que ha supuesto hasta el día de hoy el cierre de algún centro de trabajo hasta en más de 350 ocasiones desde que comenzó la huelga.

Con todo, este hecho no parece preocupar ni a la Xunta ni a las Diputaciones, a pesar de que suponga la pérdida de la prestación de un servicio esencial a la ciudadanía. Desde el 15 de junio, y tras una manifestación en Compostela el pasado día 13 de julio, las reuniones entre los representantes de los trabajadores (convocantes) y las administraciones implicadas fueron pocas e infructíferas.

El día 2 de agosto, Xunta y Diputaciones ya mostraban como querían hacer las cosas, consensuado entre ellas un protocolo de negociación con la parte trabajadora, dejando a los bomberos del lado de fuera de la sala donde se acordó. Este fue el primero desplante oficial desde que el colectivo está en huelga. Después de solicitarse desde la parte política que se retrasaran las reuniones entre administraciones y trabajadores para después de agosto, pues los mandatarios tenían previstas sus vacaciones, emplazaron a los sindicatos a negociar ya en septiembre. Esto hizo que con insistencia los trabajadores buscasen la reunión con las instituciones el día 5 de septiembre (convocada el día 23 de agosto), siendo esta rechazada por querer la otra parte tener una reunión previa unilateral. Segundo desplante.

Esto lleva a las partes a acordar una nueva fecha, el 14 de septiembre, después de que los bomberos hubieran convocado una manifestación coincidiendo con la cumbre europea ECOFIN e Santiago de Compostela, que fue pedida como moneda de cambio (su desconvocatoria) a cambio de la muestra de voluntad negociadora que pretendía mostrar la parte política, que proponía un nuevo protocolo de negociación esta vez sí consensuado con los trabajadores, pero pendiente de validar por los responsables institucionales, emplazándose para una nueva reunión el día 25 de septiembre, en la que se traería una respuesta en firme para la firma de dicho protocolo.

Llegado el día 25, los asistentes a la reunión por parte de las administraciones admiten no tener capacidad para firmar por carecer de la legitimidad correspondiente y desconocer ciertos aspectos técnicos que precisan de la elaboración de informes al respeto. Informes que, por otra parte, desde el día 13 de julio que se habían presentado nuestras demandas a la patronal, aún no habían trasladado para su valoración por parte del personal técnico. La reunión finaliza sin avances de ningún tipo, emplazándose para el día 9 de octubre.

El día 8 de octubre, domingo, a las 20:00h de la noche, a un email de la parte trabajadora desatendido en fin de semana, Xunta y Diputaciones hacen saber que no asistirán a la reunión de la mañana siguiente por no tener los informes técnicos (encargados el día anterior). Tercer desplante. Avance de las negociaciones desde el 15 de junio: nulo.

Dos días después, el 10 de octubre, los trabajadores se reúnen nuevamente en asamblea extraordinaria y acuerdan endurecer las medidas de presión: se convocan 4 concentraciones frente a las diputaciones y una manifestación el próximo 17 de noviembre ante la Xunta.

CONCENTRACIÓN Y CARGA POLICIAL FRENTE A LA DIPUTACIÓN DE OURENSE

La concentración de hoy en Ourense, igual que la del pasado día 20 en Pontevedra, responde al hartazgo acumulado de los bomberos, que ven como durante años son ignorados por las administraciones responsables. Los bomberos comenzaron su protesta acercándose a la sede de la Diputación de Ourense hacia el mediodía, donde un cordón policial impedía el acceso al edificio institucional. Tras un forcejeo en el que el colectivo de bomberos intentó acercarse a la entrada de la sede de la Diputación, los agentes de la UIP comenzaron una carga (desconocemos si autorizada) en la que comenzaron a dar golpes con contundencia a la altura de las cabezas de los manifestantes, y como se puede visualizar en infinidad de documentos gráficos, de arriba a abajo, que entendemos no responden a los procedimientos reglamentarios. Esta carga hirió a varios bomberos que en actitud de defensa levantaban las manos para protegerse, sumando un importante recuento de lesiones de diferente gravedad en sus extremidades superiores. En el caso más extremo, fruto del golpe directo de un policía sobre la cara de un bombero, tenemos una fractura múltiple de nariz y pómulo. Destacado fue también, por su efecto visual, el desafortunado empleo de un insecticida, que después de inflamarse durante su proyectado, pudo interpretarse como una herramienta de amenaza por parte de los bomberos, pero cabe subrayar que el fuego no llega a los agentes policiales, sino que pasa por la cabeza de muchos compañeros antes de diluirse.

Desde el Comité de Huelga, instamos a los bomberos a que mantengan la calma en las próximas citas (27 en la diputación coruñesa y el 31 en la lucense) condenando cualquier forma de agresión y exigimos a las administraciones que cumplan con lo acordado. La reunión que cancelaron por no tener hechos los deberes tendrá que celebrarse sí o sí, y esperamos que cuando tenga lugar, acudan con la capacidad legal suficiente para negociar, así como con el asesoramiento técnico necesario.

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