Los gráficos sirven para representar realidades a lo largo del tiempo, lo que permite conocer situaciones que exigen reformas. Quienes solo podemos votar, entre unas urnas y las siguientes nos limitamos a denunciar.
Los números que tenemos de las 16 elecciones generales celebradas desde 1977 permiten conocer la dimensión del “drama” electoral, aunque, como solo es política, “drama” significa que van “muriendo” candidaturas a las que la ley electoral (LOREG) impide que sus votos se conviertan en escaños.
Por ejemplo, 13.551.659 ha sido el total de votos que no han conseguido que sus candidatos pudieran pisar el Congreso desde junio de 1977, y 870 el de las candidaturas afectadas por esa “limpieza legal” de minorías políticas.
Es sabido que muchas candidaturas de las que consiguieron escaños lo lograron con menos votos que algunas de esas 870 que, en las mismas elecciones, se fueron de vacío, pero la cosa no va hoy de “muertos no nacidos” sino de los beneficios o perjuicios que la LOREG ha deparado a las 188 candidaturas que, al menos en alguna de las convocatorias, sí consiguieron uno o varios escaños en el Congreso.
Los siguientes gráficos no incluyen las generales de los años 1977 y 1979 para que los datos no se abigarraran demasiado. Además, como se verá, los acumulados en esos dos años de los dos primeros partidos, UCD + PSOE, fueron similares a los obtenidos entre 1982 y 2011 por los dos primeros partidos de este segundo periodo, es decir PSOE + PP.
El gráfico 1 incluye dos líneas de datos en una escala del 0% a 100%. La azul es la de los sucesivos porcentajes de escaños conseguidos por PSOE más PP respecto al total invariable de los 350 del Congreso. La naranja representa, en cambio, los porcentajes de escaños que ambos partidos habrían sumado si la LOREG cumpliera el artículo 14 de la Constitución.
Gráfico 1
Véase que la línea naranja, que representaría la igualdad de todos los votos emitidos según el citado artículo 14, es siempre inferior a la azul, por lo que la diferencia entre ambas representa el privilegio que han venido disfrutando gracias a la LOREG. En los años 1977 y 1979, no incluidos en el gráfico, los acumulados PSOE + UCD fueron del 81% y el 83%, pero la línea naranja, la de la igualdad de todos los votos, los habría rebajado al 69% y al 70%.
Puestos a legalizar desigualdades en beneficio propio, PSOE y UCD primero, y PSOE con el PP después, siempre han considerado que las urnas son lugares y momentos muy buenos para rentabilizarlas.
El gráfico 2 incluye dos líneas en una escala del 0% a 60%. La azul son los sucesivos porcentajes de escaños, sobre el total de los 350 del Congreso, adjudicados por la LOREG a todos los partidos que fueron consiguiendo representantes, excepto el PSOE y el PP. La naranja son los porcentajes que habrían conseguido si se hubiera cumplido el artículo 14 de la Constitución. En este caso, los valores de la línea naranja son siempre superiores a los de la azul.
Gráfico 2
En los años 1977 y 1979 los porcentajes de “Otras candidaturas” (incluida AP) fueron del 19 y el 17%, pero con todos los votos iguales se habrían elevado al 31 y al 30%, respectivamente.
Gráfico 3
La línea azul del gráfico 3 representa los porcentajes de escaños obtenidos por el PSOE + PP y la naranja los obtenidos por todas las demás candidaturas en aplicación de la LOREG. Como es sabido, solo la crisis económica mundial de 2008 consiguió, siete años después, que se rompiera el bipartidismo y los porcentajes se aproximaran.
Y el último gráfico representa lo que habría sucedido con los escaños del Congreso de ambos grupos de candidaturas si la LOREG hubiera cumplido con el art. 14. En abril de 2019 las “Otras…” habrían superado a la pareja formada por PSOE + PP.
Gráfico 4
Con una ley electoral que me permitiré denominar LOREG/14 la negociación post electoral y a lo largo de cada legislatura habría permitido educar a una clase política más dispuesta a negociar y, por tanto, más partidaria de los acuerdos y menos de las mentiras e insultos que enfrentan a unos contra otros, un comportamiento contagioso donde los haya. De paso, quizás nos habríamos ahorrado las repeticiones de urnas en diciembre de 2015 y abril de 2019. Y lo de no repetir las del 23J de este año, que está costando mucho más en medio de toda clase de amenazas, incluso procedentes de jueces más que caducados. Veremos.
No podemos cerrar este análisis electoral sin decir que, sea cual sea el mundo al que nos lleve esta nueva transición política, cualquier futuro estará muy limitado si no se aprueba una reforma radical de la LOREG que implante, entre otros cambios, el de conceder el mismo valor a todos los votos depositados en unas urnas abiertas para la elección de un mismo poder legislativo.