Mensaje de fin de año del presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda Valenzuela

por Redacción Galicia

En un mes de Navidad como este, en este mismo salón del Pazo de Xelmírez, se reunió por primera vez el Parlamento de Galicia. Los precursores de la autonomía suplieron todas las carencias materiales de aquel momento con ilusión, ganas de servir y muchas ideas sobre el rumbo que debía tomar nuestra tierra.

Todo lo que hoy somos, no nos vino regalado: se logró gracias al compromiso de muchas gallegas y gallegos, cada quien desde su ámbito y desde sus posibilidades, y hace falta defenderlo cada día.

Hoy, como de aquella, existen riesgos que amenazan el marco constitucional que durante todo este tiempo amparó el progreso de Galicia. La igualdad entre los ciudadanos, los lazos de fraternidad que nos unen y la credibilidad del marco legal que nos protege no deberían estar jamás en negociación.

Hoy, como de aquella, debemos reforzar unidos unas instituciones que canalicen y amplifiquen la voz de nuestro pueblo. Las estructuras que fuimos construyendo necesitan un mantenimiento constante para adaptarse a la evolución de los tiempos, y ser quien de dar respuesta a los nuevos retos.

En este 2024, Galicia escogerá en libertad y con plena autonomía su camino para los próximos años. Confío en que el debate sea siempre constructivo, y que no se añada ruido al día a día de las gallegas y gallegos. Aunque en otros lugares parezca algo excepcional, la política en Galicia no tiene por qué ser una fuente de nuevos conflictos, sino que debería ejercerse siempre como herramienta para encontrar soluciones.

Creo que existen muchas más razones para ser optimistas que para caer en la resignación. Son muchos los motivos para sentirnos orgullosos de la Galicia en la que vivimos.

Somos una tierra abierta, que recibe más visitantes que nunca y a la que vuelven para vivir tanto los que algún día marcharon como sus hijos y nietos. Quiero también aprovechar este mensaje para darles la bienvenida a esas 8000 personas que en 2022 regresaron a una Galicia que nunca dejó de ser su casa.

Fuimos en este 2023 una comunidad abierta, que captó nuevas inversiones para crear riqueza y puestos de trabajo, y que también bate récords de exportaciones. En un mundo muy competitivo, cada vez son más países los que escogen confiar en lo que se hace en Galicia.

Nuestra apertura no es síntoma de debilidad, sino evidencia de fortaleza. Confiamos en lo que somos, y en nuestras posibilidades y así es cómo nos mostramos al mundo entero.

Podemos sentirnos orgullosos de una Galicia que tiene un calendario de vacunación infantil más completo que el de ningún otro país. De una tierra que es líder en energías limpias, que son sinónimo de futuro. También de una comunidad en la que la educación es gratuita desde que se llega gateando hasta que se sale con el primer título bajo el brazo. En la que la Universidad es más económica que en ninguna otra parte y en la que la Formación Profesional demuestra ganar en fortaleza cada día.

Pero no podemos olvidar que aún nos queda mucho por hacer.

Tenemos que persistir en el camino de estos años para mejorar la Sanidad pública, incorporar nueva tecnología y reducir los tiempos de espera.

Tenemos que arropar, con todo el calor de Galicia a la gente mayor y a sus familias.

Tenemos que redoblar la apuesta por la I+D+i y por todos los elementos que fortalezcan los cimientos del crecimiento económico.

Tenemos que eliminar las situaciones cotidianas en las que aún perviven el machismo y las desigualdades.

Muy especialmente, creo que Galicia es capaz de ofrecer muchas más oportunidades a la gente joven: nuevas opciones para formarse, una vivienda accesible y puestos de trabajo que les permitan emanciparse y formar un hogar cuando lo deseen. Nos quedan metas por alcanzar, pero la capacidad de superación que siempre demostró nuestro pueblo es también un motivo de orgullo.

No hay más que recordar lo que éramos cuando nació la autonomía —que fue anteayer, en términos históricos— y observar lo que somos hoy para darnos cuenta de que Galicia no tiene más límites que los que nosotros mismos nos queramos imponer.

Confío en que 2024 traiga certezas a las personas que en este año padecieron los rigores de la situación económica, tanto en sus hogares como en sus negocios. La Xunta seguirá trabajando para que las incógnitas se transformen en esperanza.

Y quiero dirigirme muy especialmente a las gallegas y gallegos para los que estas fechas no son sinónimo de alegría. A las que perdieron un ser querido, a las que están hospitalizadas, a las que se sienten solas o perdieron la ilusión. Con el apoyo de nuestra comunidad de afectos, encontrarán la fuerza para seguir adelante.

Envío también un cariñoso saludo a la gente que trabaja en Navidad para que todo siga funcionando: profesionales de la hostelería, de emergencias, de la Sanidad, de los transportes o del comercio. Gracias por vuestra entrega y profesionalidad.

Los lazos que nos unen a todos no son algo abstracto y distante. Están ahí siempre, para impulsarnos y protegernos cuando lo necesitamos, y deben materializarse con especial fuerza en fechas tan señaladas como estas.

En este Pazo de Xelmírez, la autonomía gallega dio sus primeros pasos. Ahora, continúa madurando, avanzando y prosperando gracias al conjunto de las gallegas y gallegos. También gracias a ti. Feliz 2024 para todos, y que este sea un gran año para Galicia.

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