ASFASPRO denuncia que, una vez más, los discursos ministeriales esconden la realidad del personal militar y dejan de lado la solución a los problemas reales.
En una nueva edición militar del Día de la Marmota, la Pascua Militar va a servir para escenificar un puro teatro. Pese a que el lenguaje militar se caracteriza por ser veraz, claro y conciso, sin huecos para requiebros ni para sofismos retóricos, los discursos del Ministerio de Defensa, siguiendo su política comunicativa, se van a caracterizar por todo lo contrario, repitiendo hasta el cansancio lo mismo que los últimos años: que buenos que son los miembros de las Fuerzas Armadas y cuanto les queremos y nos preocupamos por ellos. Y ya está. Palabras que se organizan más o menos así:
- Alambicado balance de lo realizado en el último año, es decir, todas las actividades llevadas a término gracias al sacrificio del personal militar, con el que se va tejiendo el fajín de la alta valoración popular que sale gratis a la ministra, pero muy caro a los militares, con una carrera profesional cada día menos atractiva y unas retribuciones que expulsan al personal de sus filas.
- Grandes elogios para los esforzados hombres y mujeres de los ejércitos, por su IM-PA-GA-BLE dedicación al servicio de la sociedad cada vez que se produce una crisis. Palabras, palabras y más palabras, que se pueden resumir en un “Cuánto te quiero perrito, pero de pan poquito”. Nada de mejorar los sueldos, para algo son “impagables”. Morir por la Patria es gratis, claro.
- Anuncio de grandes inversiones en Defensa (está todavía muy lejano el llegar al 2% del presupuesto del Estado, como se acordó en la OTAN), pero ni un euro para quienes la hacen posible. Hace unos días el Ministerio de Defensa presumía1 y sacaba mucho pecho de un incremento del 26’4% en su presupuesto para 2023 destinado a programas de modernización. En contraste, 0% para el personal militar (excepto el aumento general para el personal de la Administración). Quizás se quiere también presumir de tener a los profesionales peor pagados de todas las Administraciones Públicas, habiendo conseguido hacer la carrera militar no sólo poco atractiva sino que incluso expulsa a los de dentro, pues eso es lo que está
1 https://www.europapress.es/nacional/noticia-defensa-presume-aumento-264-presupuesto-2023- programas-modernizacion-20231228142847.html
detrás del gran número de cuadros de mando que están buscando alternativas fuera de las Fuerzas Armadas, en otras instituciones donde se les valore su trabajo y se les pague con una nómina digna y no con buenas palabras.
– Silencio radio sobre las medidas de protección de riesgos laborales o sobre protocolos antisuicidio en un colectivo profesional caracterizado por su contacto con las armas. El art. 27 de la LO 9/2011, de derechos y deberes del personal de las Fuerzas Armadas establece que “los militares tienen derecho a recibir protección eficaz en materia de seguridad y salud en el ejercicio de su actividad”, pero parece que se está tardando mucho en ser asumido por todo el personal de la cadena de mando. Está claro que en el combate, que es para lo que los militares se preparan, las circunstancias son las que son, pero en tiempo de paz no, y para ser útil en el combate hay que llegar vivo. No queremos bajas innecesarias.
En definitiva, un año más esperando a cambiar el chip, esperando que pase el momento de las flores y que llegue el momento de la verdadera preocupación por los hombres y mujeres que forman las Fuerzas Armadas: las condiciones en las que desarrollan su trabajo y las retribuciones con que sustentan a sus familias. El resto, ya está muy visto.