Dando tumbos por la Villa de Don Diego (II)

por Iñigo Landa Larrazábal

@inigolanda

“Tengo meridianamente claro que nadie se concentra o manifiesta por simple gusto y que quiénes lo hacen, además de ejercer un reconocido Derecho Fundamental, lo ejercen para visibilizar una problemática concreta”.

Reconozco que no soy capaz de adivinar si las ocurrencias del alcalde de Bilbao son cosa suya o si son la consecuencia directa de eso, tan habitual, que consiste en rodearse de un más que un nutrido equipo de asesores, digámoslo de una forma coloquial, con menos luces que un barco pirata. Sea como sea, lo cierto es que cada vez que habla Juanmari Aburto, además de que sube el pan, nos las deja botando. Y es que, a veces, hay que contar hasta diez antes de soltar una insustancialidad y, otras veces, cuando alguien representa a una colectividad, es recomendable dejar de un lado la autosuficiencia y esa mala compañera que es la soberbia. 

Sin ir más lejos, la última intervención pública del alcalde, antes de su retirada forzosa por un problema de salud, es una de esas que conocemos “como para enmarcar”: Ante lo que denomina “escalada de protestas que se llevan a cabo en nuestra Villa”, el primer edil “reflexiona” sobre “la posibilidad de trasladar algunas manifestaciones a las aceras”. Como suena… A las aceras. 

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