El servicio público se erige como la empresa de mayor fiabilidad y estabilidad a medio y largo plazo para la creciente demanda de candidatos al pequeño ‘ejército’ de funcionarios especializados. Galicia es una de las comunidades autónomas que mayor número de opositores a la Administración Civil del Estado registra dentro del conjunto de España
Con los indicadores de optimismo en un moderado ascenso después de dos años de pesadilla, la sociedad contemporánea se reinventa para sobrevivir en esa constante que ha asimilado profundamente llamada nueva realidad. Si en la historia de la humanidad el existencialismo ha formulado algunas de las preguntas clave (de dónde venimos, dónde vamos y el por qué de nuestra existencia), el mundo actual parece generar interrogantes para el aquí y ahora que se encuentran en cualquier sistema socioeconómico: qué va a ser de uno, dónde y de qué forma se labrará su futuro. Es decir, el pasado y el por qué han dado paso al futuro cortoplacista y el cómo más pragmático. El mundo laboral como eje de toda expectativa y como inquietud vital.
Nace en esas situaciones de extrema urgencia o necesidad, incluso en los conceptos que más abogan por su desvinculación del bienestar del ciudadano, el Estado como garante de servicios básicos y de nexo entre las urgencias más fundamentales o los derechos y garantías recogidas en todas las cartas magnas. Por otra parte, hablando en términos de seguridad, fiabilidad y solvencia a la hora de pensar en una plaza en el mundo laboral, absolutamente ninguna empresa a nivel mundial ofrece la estabilidad que el propio Estado brinda a sus funcionarios públicos.
El Cuerpo de Gestión de la Administración Civil del Estado se trata de un pequeño «ejército» de funcionarios especializados en el apoyo a la gestión administrativa de lo público. Lo peculiar de este puesto es su componente multidisciplinar. Es decir, esas funciones a desarrollar se pueden realizar en un ministerio, una delegación del gobierno, el Instituto Cervantes, una embajada o cualquier otra entidad pública dentro y fuera de España. El hecho de poder acabar trabajando en cualquier organismo público, da una idea de lo especial de esta oposición.
Poseer la nacionalidad española, tener cumplidos los dieciséis años, no haber sido separado de la Administración Pública mediante expedientes disciplinarios y contar con la capacidad funcional para poder desempeñar las obligaciones del puesto, son los únicos requisitos que se unen a titulaciones universitarias para poder optar a una plaza pública de tipo A en la Gestión de la Administración Civil.
25.000 euros dividos en 14 pagas, con potencialidad de hasta 50.000, así como una estabilidad sin par se unen como incentivos al hecho de convertirse en asesor público y un medio para facilitar la vida a los conciudadanos. Es por ello que dentro del territorio español, Galicia es una de las comunidades autónomas en donde el número de opositores a la Administración Pública del Estado es más elevado.
Si bien los centros habilitados para la formación ofrecen la información puntual y necesaria, el FORO GACE se ha convertido en un referente para el creciente número de candidatos que encuentran en la Gestión de la Administración Civil del Estado una opción de presente y futuro.