Fáciles de crear, sencillas de utilizar y con todas las comodidades que permite la tecnología, además de eliminar las molestas comisiones de mantenimiento, la fórmula para pagar nunca ha sido tan accesible a cualquier mayor de edad con DNI o NIE
Que los tiempos avanzan sin mirar atrás es una máxima que hemos asimilado como condición sine qua non para no quedarnos en el vagón de cola de la locomotora de la evolución, de igual modo que los que se resistieron a la rueda acabaron por llegar más tarde a los lugares, o simplemente no hacerlo, donde el progreso consiguió hacerlo de manera más sencilla. Una de las muestras más evidentes de cómo la reinvención de los sistemas en muchos casos nos hace la vida mejor y más sencilla es el concepto del dinero y el cómo gestionarlo.
Desde lo analógico a lo digital, el mundo también ha dado un giro notable en los últimos años. No solamente con la paulatina desaparición de los billetes y monedas en muchos ámbitos, sino también con fluctuaciones de divisas de nuevo cuño que se han ganado un nicho de mercado notable en un tiempo récord. Que las tarjetas de crédito y débito fueron los padres fundadores de una nueva manera de pagar y de una nueva forma de ver las transacciones acabó por convertirse en dogma de fe. Finalmente, las medidas sanitarias le dieron el impulso definitivo y, quienes se resistían, han acabado por convertirlo en costumbre del día a día.
Una nueva forma de ir más allá es crear tarjeta virtual. Ello es, exactamente el mismo procedimiento, funcionamiento y concepto que nuestra tarjeta de débito o crédito de toda la vida, con un guiño más claro a los más despistados y aquellos a los cuales se la tragaba con demasiada facilidad el cajero, perdían la cartera o en el solo acto de sacarlo de la misma la extraviaban. Se trata del mismo producto, pero directamente vinculado al móvil, una extensión de nosotros prácticamente en cada una de las franjas del día.
De rápida creación, apenas unos cinco minutos, permite encontrar una serie de descuentos exclusivos y, además, será posible recibir una réplica de la misma en casa, para aquellos a los que todavía se les hace especialmente difícil o lenta la transición. El método de utilización y los requisitos son simples: una TPV y abrir Google Wallet o Apple Pay, las dos grandes aplicaciones universales de móvil. Después, como decía el antiguo eslogan, para todo lo demás, Mastercard.
Un DNI o NIE, una foto y un número de móvil permiten acceder a un nuevo mundo de oportunidades en el que además, basta con ir a Plazo para comprobar cómo la ausencia de comisiones de ningún tipo se convierte en otro gran reclamo y la alternativa perfecta a las tarjetas bancarias de toda la vida.