No existe excusa o condicionante algunos para que las empresas no den un salto cualitativo de la mano de trabajadores más formados en la comunicación internacional, y para ello solamente es necesario contar con formaciones que tienen el respaldo público detrás como fórmula para la formación de los profesionale gracias a los créditos tripartita de Fundae
Una de las premisas básicas en cualquier éxito empresarial pasa por el hecho de tener una comunicación eficiente y eficaz. Y es que toda actividad de cualquier sector se reduce, básicamente, a la capacidad para hacernos entender y para que el mensaje con las bonanzas de nuestro producto sea lo más eficaz posible. De nada nos sirve solicitar o exigir desde los recursos humanos profesionales con dominio de idiomas si, finalmente, éstos no se ajustan precisamente donde queremos llegar.
Una de las soluciones que más habitualmente están encontrando los directivos y las empresas pasa por los cursos de inglés subvencionados, que permitan que nuestros trabajadores, o nosotros mismos, lleguen exactamente al punto donde queremos estar y al tipo de comunicación que aspiramos a conseguir.
Que el inglés sea la columna vertebral de las relaciones internacionales entre las empresas todavía no ha superado el déficit generacional en cuanto a la preparación de muchos eficientes trabajadores que, por un motivo u otro, han encontrado demasiado oxidada capacidad para ser igual de buenos que en el día a día en castellano. Y siempre resulta más complicado encontrar talento top que moldear una determinada necesidad de un empleado, especialmente si ello no repercute en gasto alguno para nuestras arcas.
Todas las empresas disponen de una ayuda estatal que tiene que ver con la necesidad de implementar las capacidades de su propia plantilla. Ello es, créditos para la formación de los trabajadores, que pueden hacer efectivos mediante la aplicación de bonificaciones a la Seguridad Social.
Grupos de 25 alumnos en ocho horas al día de trabajo pueden generar hasta 9 euros la hora en bonificaciones generales, o 13 en el caso de especializaciones muy concretas. Ser trabajador y estar activo en la Seguridad Social es lo único que se solicita como requisito para la posibilidad de entrar.
El conglomerado de situaciones y circunstancias no puede apuntar en otra dirección que no sea la idoneidad: es práctico para los trabajadores, provechoso para la empresa y, además, cuenta con la mano del Estado detrás para conseguir una subvención que, potencialmente, puede considerarse que es una inversión en el futuro, especialmente a nivel comunicacional y de internalización.