Si hay un producto que ha conseguido hacerse marca España a la altura de los grandes deportistas ese es el jamón. A través de internet se puede comprar jamón ibérico desde cualquier parte de Europa, con un sello de calidad profesionalizado
Se ha convertido en un tema recurrente en los programas de viajes y en todas las entrevistas a españoles que triunfan más allá de sus fronteras. La morriña que no solamente trascienda de la lejanía de la tierra, sino la de un producto que no siempre resultaba fácil de conseguir y era toda una odisea para la emigración española, hasta el punto de protagonizar auténticos libros de anécdotas en los cuadernos de viaje, o a dejar la sempiterna imagen de la madre de turno cargada con el máximo que las aduanas dejasen introducir en el país.
Afortunadamente, los tiempos analógicos se han quedado en una residual experiencia de tiempos pretéritos e internet no solamente ha incrementado hasta niveles insospechados la inmediatez, sino también la calidad del servicio y la múltiple oferta a la carta que esta permite ejecutar.
Si hay una cualidad que ha conseguido el jamón ibérico, en cualquiera de sus variantes, es haberse convertido en un embajador del producto nacional a la altura del más famoso de los deportistas, con la misma capacidad para levantar admiración que los más aplaudidos cocineros. Sin embargo, lejos de lo que se pueda suponer de otro tipo de productos de gestión a través de las redes, el correcto servicio depende también de un servicio profesionalizado y una oferta que mime los detalles. Nada debe interponerse entre la experiencia de quienes han probado el manjar a pie de calle y quienes con la vista y a golpe de click, desean repetir.
Es importante conocer unas nociones básicas a la hora de lanzarse a una compra no especializada y que puede alejar el resultado final de lo que debería ser. Cuando los no iniciados se refieren al jamón acostumbran a generalizar con el concepto de serrano, pero nada más lejos de la realidad. Es una cuestión de raza en la procedencia y origen del cerdo. También se trata de una cuestión geográfica en la que resulta fundamental saber los pormenores. Es un caso de localización geográfica, alimentación, certificación, curación y crianza.
Una vez conocidas esas diferencias, podemos irnos y acercarnos a la hora de elegir un jamón que se adapte a una u otra preferencia. Pero sobre todo es importante, como refieren muchos profesionales del sector, que no nos den gato por liebre. En ese sentido, y como en muchos otros ámbitos de la transacción comercial, se antoja fundamental la certificación y, en caso de duda, optar por un asesoramiento profesionalizado y al instante que pueda sacarnos de cualquier tipo de duda.
Es un hecho que en lo que podría establecerse como una categoría premium el ibérico juega la Champions League de los jamones, pero ni mucho menos eso quiere decir que un serrano no pueda alcanzar las primeras posiciones de una Primera División de los jamones. En ese sentido, una vez más, el asesoramiento se antoja como algo imprescindible. El sabor de un jamón ibérico se caracteriza por su alto nivel de ácido oleico, así como por sus elevadas grasas insaturadas que aportan un sabor diferencial.