El duro camino que aguarda a España para campeonar en el Mundobasket 2023

por R. Campos

El seleccionador nacional, Sergio Scariolo, ya ha revelado sus cartas de cara al campeonato mundial que se ha de celebrar en Asia entre finales de agosto y principios de agosto. El continuismo es la clave entre los elegidos.

Ahora mismo entre los preseleccionados y salvo lesiones, 10 parecen seguros para acudir al torneo. Son Ricky Rubio, Alberto Díaz, Llul, Rudy, Abrines, los hermanos Hernángómez, Joel Parra, Usman Garuba y Santi Aldama. Los otros dos restantes saldrán de elementos como los bases Brizuela o Vázquez y los aleros Claver, ya veterano pero muy apreciado por Scariolo, y Abalde. Un equipo competitivo pero no deslumbrante. La baja por lesión del nacionalizado Lorenzo Brown resta opciones y polivalencia al juego exterior hispano.

El sistema de competición no se lo ha puesto complicado a los españoles. Su grupo es asequible, con Brasil, Irán y Costa de Marfil en la primera ronda. Los resultados cuentan para la fase siguiente.

Los brasileiros, con el cuarentón Marcelinho Huertas, Neto, el triplista Benite, el rocoso pívot Felicio o Caboco, no deberían suponer un rival inasumible, aunque tampoco nada sencillo. Los asiáticos están muy por debajo. Pasan dos equipos. España debería vencer en los tres match.

El siguiente paso es cruzarse contra los dos mejores del grupo de la muerte, Francia, Canadá, Letonia y Líbano. Con Francia será un cara o cruz, aunque lo cierto es que al final los de Scariolo casi siempre les dan para el pelo a los gabachos por muchos Gobert, Fournier, Yabusele o De Colo que tengan enfrente. Canadá puede ser el gran problema. Si van todos los que son, circunstancia aún no definida, su plantilla es superior a la española. Sólo con Jamal Murray, campeón con Denver, Shai Alexander, J.R. Barret y Andrew Wiggins, todos ellos estrellas de la NBA, pueden lapidar a la roja. Si toca Letonia, ahí juega un tal Porzingis, otro hipotético enfrentamiento a cara de perro.

Tras estos cinco encuentros, España tendrá que ser uno de los dos mejores de los ocho equipos de los grupos G y H para alcanzar los cuartos por el título. A partir de ahí, choques a vida o muerte, si palmas, te vas a casa.

Los posibles rivales en cuartos de final podrían ser, dependiendo de los tanteadores de otros grupos, equipos como Alemania, Australia, Finlandia o la Eslovenia de Luka Doncic.
Los potenciales adversarios en semifinales, si todo sigue la lógica, podrían estar entre Estados Unidos, Italia, Serbia, Grecia o Lituania.

Hablar sobre el potencial candidato a la final, ahora mismo, es una absoluta entelequia, dada la igualdad que se prevé, aunque los USA parecen algo superiores al resto.

 Bajas

Hay varias cuestiones positivas para España, los temibles y peleones argentinos, actuales subcampeones mundiales, no se clasificaron para el torneo. Los estadounidenses llevan un muy buen equipo, pero para nada inalcanzable. No comparecerán estrellas como el francés Wemby, el lituano Sabonis y posiblemente tampoco el griego Giannis ni los serbios Jokic y Micic. Es decir, menos nivel general.

Con dos equipos inferiores al actual, España ganó el último mundial y el europeo del año pasado, este último fue una auténtica hazaña si se tiene en cuenta que en el quinteto inicial de la final estaban de titulares, además de Lorenzo y Willy, jugadores Pradilla, Aróstegui y Vázquez, buenos peones secundarios, pero lejos de la élite mundial.

España debe jugar sus bazas, unidad, defensa, buenos tiradores y aceptables reboteadores, pero sin ninguna superestrella. Las habilidades tácticas de uno de los mejores entrenadores mundiales también serán básicas. Soñar el gratis. Una medalla sería una muy meritoria recompensa a la espera de que el nivel suba el año próximo con los gigantes ADAY MARA, IZAN ALMANSA O MILLER, entre otros, campeones mundiales junior y  exponentes del excelente futuro que le espera al baloncesto español.

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