Aunque apenas se presta atención a ellas en un principio, la estética de las puertas de paso y las interiores puede cambiar, por completo, la forma en la que luce una vivienda o local.
Mientras que antes se llevaban un tipo de puertas con vidrieras rasgadas, hoy en día el minimalismo se ha ido abriendo paso con puertas lisas blancas cuyos picaportes pasan apenas desapercibidos en líneas limpias o bien en puertas de cristal transparente que parecen sacadas de las estructuras industriales.
¿Cómo acertar?
En La Orangerie, expertos en interiorismo, tienen la clave: los espacios.
Hoy en día es tendencia dejar paredes lisas que no recarguen los ambientes, que fomenten el descanso visual tras los impactos continuos y diarios que se asumen con normalidad.
“La vivienda o las oficinas hoy necesitan ser sosegadas. Acostumbrados al ruido visual de móviles, pantallas con miles de cambios de imagen y con la velocidad a la que se cambia de información, se busca precisamente eso que consiga hacer que el cerebro descanse. Al haber paredes lisas y libres, las puertas correderas se están convirtiendo en tendencia porque no entorpecen el paso y, sin embargo, aíslan cuando se necesita” comentan.
En ese sentido, dependiendo del estilo de mobiliario y de vivienda, se puede optar por dejar a la vista lo que hay detrás cuando queda organizado. Una cocina tras una puerta corredera de cristal da una sensación de inclusión en el salón, por ejemplo. Es algo que se empieza a demandar a los interioristas porque no rompe visualmente los espacios, pero sí los separa de forma eficiente sin cerrar la superficie.
En este caso, se puede plantear lo mismo con aluminio y cristal en oficinas para, por ejemplo, salas de reuniones siempre que no entorpezca por el sonido al resto de los equipos que trabajan alrededor.
Sino, el uso de puertas de madera en blanco o en su propio tono claro que cierren el espacio y ofrezcan intimidad es acertado para separar espacios cuando la tendencia clara es a hacer de las oficinas espacios abiertos y donde se comparten las zonas comunes. “Aún así se ha demostrado que hay una serie de eventos y citas en las que se necesita cierta intimidad y el resto del equipo calma para no distraerse. Con las correderas se consigue integrar el espacio mientras está abierto, pero un espacio privado de necesitarse conectar por videoconferencia, por ejemplo” concluyen.