Corría el primer año del siglo XX cuando un animoso grupo de hijos de la Madre Galicia asentados en la localidad fabril vizcaína de Barakaldo decidió crear el que sería el primer local social, cultural y recreativo de los vástagos de la patria de Breogán más allá de las fronteras de su tierra en Europa.
Hasta entonces solo existía en el mundo un local similar en Montevideo capital del país hermano de Uruguay. A partir de ahí, y hasta el día presente, perviven un total de 198 Centros de Galicia ubicados en 4 de los 5 continentes, según los datos de la XUNTA.
Se radican en Europa, África, América y Oceanía. Se trata de los existentes en países como Alemania, Andorra, Argentina, Australia, Brasil, Cuba, Canadá, USA, Francia, Chile, Dinamarca, Kenya, México, Perú, Portugal, Reino Unido, Rusia, Suecia, Suiza, Uruguay y Venezuela y otros. La nación teutona con 13 sedes es la que lidera la presencia gallega fuera del estado español.
En España funcionan decenas de estos Centros, siendo Euskadi la que copa el mayor número de dependencias donde un gallego puede degustar un buen ribeiro, catar un sabroso pulpo a feira y entablar una conversación distendida con algún amigo o conocido en su lengua materna.
Altos Hornos de Vizcaya
No fue casual que la apertura del Centro Gallego de Vizcaya en Barakado, primero en Europa, coincidiera en 1901 con el nacimiento de los históricos Altos Hornos de Vizcaya. Desde finales del siglo XIX hasta el tercer cuarto del siglo XX fueron decenas de miles los gallegos, fundamentalmente obreros siderúrgicos, mineros y trabajadores de la construcción, los que arribaron a tierras vizcaínas en busca de un futuro mejor.
La tenacidad y laboriosidad de los gallegos fue clave en el despegue económico VIZCAÍNO durante la pasada centuria.
La relación entre gallegos y vascos no se centra sólo en los municipios de la margen izquierda del NERVIÓN como BILBAO, BARAKALDO O SESTAO. Otras localidades como Ermua están llenas de personas nacidas en LUGO, OURENSE, PONTEVEDRA Y A CORUÑA O DE SUS HIJOS O DE SUS HIJOS Y NIETOS.
En algunas villas vascas algunas estimaciones evalúan que a finales de los años 70 del pasado siglo cerca de una cuarta parte de sus residentes eran originarios de Galicia.
El alma gallega siempre fue forastera por obligación. No en vano, en la actualidad residen más allá del Padornelo 527.000 gallegos, por los 2,5 millones que tienen la suerte de poder residir en su patria.
Este tipo de centros son el lugar favorito de reunión de los gallegos, pero a menudo su mantenimiento y financiación no son fáciles. La crisis económica y el retorno de muchos emigrantes han sido determinantes para qué la SECRETARÍA XERAL DE EMIGRACION facilite ayudas y colaboración a estos locales.
El reto de cara al futuro es mantener e incrementar el número de estos centros que ejemplifican la presencia gallega en todo el orbe, incluyendo 148 países.
Fotos. D. Morgado