“De Roberto Verino salta a la vista su orgullo de pertenencia, su orgullo de niño de pueblo, que pasea por el mundo presumiendo de un apodo que convirtió en apellido para hacer universal su localidad de origen, Verín. Y, con ello, el nombre de Galicia”. Así lo aseguró el presidente del Círculo de Empresarios de Galicia, Manuel Rodríguez, en la semblanza que hizo del diseñador ourensano, previa a la entrega de la Medalla de Oro del Círculo.
Más de 150 personas llenaron esta noche el salón de actos del Círculo para asistir a la entrega de la Medalla de Oro, concedida por la junta directiva de la organización empresarial, e impuesta por el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Este acto institucional precedió a la tradicional cena de aniversario del Círculo, que cumple 31 años.
Manuel Rodríguez define a Verino como “un precursor y gran visionario, con la visión estratégica de los grandes empresarios”
Manuel Rodríguez definió a Roberto Verino como “un precursor” y “gran visionario, con la visión estratégica de los grandes empresarios”, y en este sentido aludió a los criterios de sostenibilidad que han primado en la actividad del diseñador ourensano desde sus inicios. Criterios de sostenibilidad que “pueden resumirse en lo que él llama ‘armarios emocionales’, que transgreden el tiempo; en su apología por el lino y por tejidos naturales, o en el alquiler de ropa”.
Y, sobre todo, por “esa apuesta por el rural desde hace más de cuarenta años, luchando ya entonces sin saberlo contra la España vaciada”.
El presidente del Círculo recordó que, el mismo día que llegó a París en 1962 para estudiar Bellas Artes, Verino tomó la decisión de hacer todo lo posible “para evitar que personas de su entorno más cercano tuvieran que marchar”.
La estancia del ourensano en París coincidió con las convulsiones sociales de la década, al tiempo que tuvo la oportunidad de estar cerca de los grandes maestros franceses en el momento en que dieron el salto de la alta costura al pret-à-porter.
El encargo de la firma gala Billy Bonny de poner en marcha la producción de la marca en España lo llevó a regresar a su tierra en 1969, donde encontró el apoyo de su familia para el proyecto, “no sin dificultades, entre ellas la carencia de comunicaciones fluidas con el centro del país”, en palabras de Rodríguez.
En 1982 se desvinculó de la firma y lanzó su primera colección, para posteriormente abrir tienda en París, desfilar en Madrid y en la capital francesa, y abanderar con Adolfo Domínguez los años dorados de la moda gallega.
Los reconocimientos se sucedieron: Aguja de Oro en 1992, Medalla Castelao en 1996. Vieira de Plata. Medalla de Oro de las Bellas Artes. El año pasado ingresó en la Real Academia Galega de Bellas Artes.
Con un equipo de más de 400 personas, 180 puntos de venta, tienda online, presencia en Portugal y México, Verino quiere continuar con su proceso de expansión, y dispone de un plan estratégico a cuarenta años.
El presidente del Círculo destaca la apuesta del diseñador por el rural desde hace más de cuarenta años
“Convencido de que las colecciones pertenecen a quienes las visten, defiende que la moda no debe ser un gasto sino una inversión”, dijo Rodríguez de este ”viajero impenitente, siempre joven innovador, tan enamorado de su trabajo que casi lo considera un hobby; si Roberto Verino se retira alguna vez lo encontraréis entre sus viñedos en Monterrei”, donde creó la bodega Gargalo en 1996.
Sociedad civil
Por otra parte, el presidente del Círculo también agradeció a los socios la fidelidad de los socios a la “idea de colectividad” que desde sus inicios ha impregnado el espíritu de la entidad. En este sentido- “vienen tiempos de cambio”-, los animó a “utilizar esta casa, formular propuestas, buscar la unidad de acción”. “Debemos seguir caminando hacia la vertebración de la sociedad civil, aportando un debate sereno de ideas, pero sin temor a decir lo que hay que decir”, remarcó.