El cronograma del incierto futuro de España

por Naty Carracedo

Como a cuenta de Sánchez anda uno más apenado y estresado que Marco viendo cómo zarpaba el barco de su mamá rumbo a la Argentina, ahí van algunos sucesos futuribles tras la investidura de Pedro y su amnistía.

El primer paso será la continuidad de una campaña de movilizaciones esperemos que pacíficas que no lograrán nada más que reflejar el cabreo de millones de españoles. Por no hablar del frontal rechazo ya plasmado por escrito de asociaciones de jueces, fiscales, guardias civiles, ferroviarios, inspectores de Hacienda y hasta del gremio hispano de sastres.

El segundo se centrará en conocer la letra pequeña de la ley de amnistía y la concreción de su ratificación por el Congreso antes de Navidad.

El postrero debate y rechazo de ese engendro jurídico en un Senado dominado por el PP obligará a que la segura ratificación por la Cámara Baja tenga lugar hipotéticamente en marzo. 

A partir de la publicación en el BOE de la cacicada se iniciará la verdadera movida. 

La Sala Segunda o el propio plenario del Supremo, jueces de la Audiencia Nacional, del TSXC y de juzgados de Cataluña elevarán de inmediato las dos opciones factibles. Cuestiones de constitucionalidad ante el Tribunal Constitucional y cuestiones prejudiciales ante el Tribunal Superior de la Unión Europea.

No menos de seis comunidades autónomas y el grupo parlamentario del PP presentarán recursos de inconstitucionalidad ante el TC.

La segunda opción, la europea, si es admitida a trámite, tendrá efectos suspensivos no de la ley; pero sí de su aplicación práctica. 

Esto se traducirá en una imposibilidad material de la efectividad del perdón y el olvido a los condenados, a los imputados y a los que están a punto de ser enjuiciados. O sea, muchos de los amnistiados no podrán serlo, al menos en muchos meses.

Ante ello y en cualquier momento el imprevisible Puigdemont, que no volverá a España en breve, y los ahora apaciguados ERC, pueden romper la baraja en cualquier instante.

Más adelante decidirá el TC, probablemente no antes de un año.

La legislatura recién iniciada da más miedo que Freddy Krugger. Demasiadas manos apretando permanentemente las gónadas del presidente del gobierno. En un momento dado es muy posible que alguien cierre el puño. Los alaridos de Pedro se escucharán entonces mucho más allá de Bruselas.

Hasta entonces, millones de ciudadanos del estado deberán esperar y capear el venidero acojone general sobre el inminente futuro de la nación española.

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