El Deportivo quiso ilusionar al aficionado removiéndose en el dolor de la derrota de Castellón. Cayó Rosende, luego De la Barrera, después Couceiro y, tras una recomendada desaparición del escenario, acabó haciéndolo Villasuso. Pero todo sigue igual, lo que jamás justificará a esos caídos.