Entre la Seguridad y la Privacidad: El Auge de los Micrófonos Espía y Mini Cámaras

por Redacción Nacional

Allá donde sospechemos que pueda haber un acto que atente contra nuestra propia integridad o la confianza que depositamos en los demás está una tecnología cada vez más eficaz y eficiente, aunque siempre dependiente de un uso responsable y un código deontológico

Lejos de pertenecer a un mundo mágico, de ciencia ficción o inalcanzable, tanto la minicámara como los micrófonos espía son una realidad mucho más alcance de nuestras necesidades o nuestras dudas de lo que muchos pudiéramos pensar o imaginar. Que la condición humana dista mucho del retrato de ciudadano o persona ejemplar a describir en cualquier manual es una realidad que no necesita demasiado debate. Basta con echar un ojo a cualquier boletín informativo, noticia o redacción de sucesos de un periódico X de la esquina Y del mundo. Y una de las claves para no ser víctimas de esa tendencia creciente es tener los medios y la inteligencia necesaria para anticipar y evitar los problemas.

Está lleno el refranero popular sobre la virtud del hombre precavido, pero a veces la desinformación acerca de los derechos a serlo nos hace caer en la falta de toma de decisiones. De la misma forma que los amigos de lo ajeno o aquellos que fallan a nuestra confianza lo hacen con cierta discreción, sigilo e intentando no levantar sospechas, la filosofía de los elementos electrónicos que nos cubren la espalda funcionan bajo los mismos parámetros, y sobre todo con el paradigma y la creencia en el derecho a la seguridad.

La mini cámara espía es un dispositivo innovador que permite realizar grabaciones de vídeo discretas gracias a su pequeño tamaño. Estos aparatos son útiles en una variedad de situaciones y contextos, desde la seguridad doméstica hasta la investigación profesional. De hecho, sentir en nuestras propias manos la capacidad de coger con las manos en la masa a un defraudador de confianza es toda una experiencia sin igual en sí.

Por otra parte, en ocasiones no es la imagen la que nos dará la verdadera dimensión de lo que sucede en nuestro espacio privado, sino que la grabación por parte de aparatos imperceptibles de conversaciones comprometidas o declaraciones comprometedoras como el micrófono espía requiere de la alta capacidad de registro y de ocultación de esa tecnología. Esa señal es normalmente enviada a un aparato receptor, donde se puede escuchar en tiempo real o grabar.

En ambos casos, tanto los fabricantes como los distribuidores solicitan un uso responsable de los aparatos que, si bien son para nuestro beneficio, se basan también en una serie de códigos deontológicos y legales que no se pueden quebrantar. Y es que no se trata de ser espías, sino de los mejores guardaespaldas de nuestra propia intimidad.

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