No están reñidas, y sí cada vez más reguladas, las vinculaciones entre la exitosa actividad empresarial y un respeto para un entorno que en realidad se configura garante de la continuidad de la supervivencia como especie y el planeta tal y como lo entendemos
Uno de los mayores y mejores indicadores de nuestra evolución como sociedad es el compromiso adquirido, y prácticamente incuestionable, para con el entorno natural que nos rodea y que se configura como garante de vida. De un comportamiento lleno de peros hemos pasado a un cierto consenso y ley de mínimos que establece las reglas de juego no solamente para la actividad empresarial, sino también para prácticamente todos los ámbitos de nuestro día a día. La mera existencia de un estándar internacionalmente aceptado que indica cómo poner un sistema de gestión medioambiental a funcionar es un síntoma de cuánto hemos avanzado en ese sentido. La normativa ISO 14001, en este caso, puede entenderse como uno de esos sistemas diseñados para congeniar el éxito comercial sin eludir las responsabilidades y obligaciones para con el entorno que nos garante la existencia.
Marcó el camino en su día el éxito de las normas ISO 9000, pero echando un ojo al nuevo sistema de garantías en la gestión medioambiental lo más justo es hablar de un gran paso al frente nuevamente. Es certificable y puede aplicarse a cualquier organización, nos da igual el tamaño o el ámbito de actuación de la misma. El objetivo común pasa porque nuestra huella sobre el entorno sea la mínima posible y, además, se trabaje en función a la legislación ambiental vigente.
La utilización y aplicación de la norma ISO 14001 hace que las organizaciones puedan mejorar el desempeño ambiental, cumplir con los requisitos legales y regulatorios, demostrar compromiso ambiental, organizar proceso y recursos, aumentar la confianza de las partes interesadas y generar, por ende, un flujo de actividad mucho más favorable para todos.
La certificación ISO 14001 implica un proceso que generalmente sigue los siguientes pasos: comprensión de la norma, compromiso de la alta dirección, formación y concienciación, evaluación inicial, desarrollo de la documentación, implementación, auditoría interna, revisión por la dirección, auditoría de certificación y, finalmente, la obtención de la certificación. Es importante tener en cuenta que el éxito de ese proceso es variable en función del tamaño de la empresa y la complejidad de la organización en sí.
La política ambiental, un manual de Sistema de Gestión Ambiental y el registro de los mismos, así como la evaluación de aspectos ambientales y requisitos legales y procesos documentados serán exigibles en la burocracia previa a la obtención de la documentación