En 2023, el 26% de los jóvenes declaró haberlos utilizado en los últimos 30 días, frente a un 21% que afirmó haber fumado tabaco convencional
El viernes 31 de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra el Día Mundial sin Tabaco. La campaña de este año, bajo el lema ‘Proteger a los jóvenes de la interferencia de la industria tabacalera’, está dirigida a un grupo de población en el que la industria del tabaco se centra cuando realiza la promoción de sus productos, especialmente las nuevas formas de consumo como los cigarrillos electrónicos o el tabaco calentado. Protegerlos de las influencias de la industria tabacalera es fundamental.
Los cigarrillos electrónicos llegaron al mercado español en el año 2013, presentándose como un producto ‘más saludable’ que el tabaco convencional que podía ayudar a dejar de fumar o reducir el consumo de tabaco. Sin embargo, hoy en día no existe evidencia científica suficiente para afirmar que estos dispositivos resultan efectivos como herramienta para la cesación tabáquica. Y aunque el 45% de los adultos usuarios de cigarrillos electrónicos en España declaran utilizarlos con la intención de reducir o abandonar el consumo de tabaco, el uso de estos dispositivos se ha disparado entre los más jóvenes. Por ello, el Grupo de Trabajo de Tabaco de la Sociedad Española de Epidemiología alerta sobre la necesidad de prevenir su consumo, especialmente en la población joven.
Según datos de la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES), mientras que el consumo de cigarrillos convencionales continuó disminuyendo entre 2014 y 2023, el uso de cigarrillos electrónicos alguna vez en la vida se multiplicó por tres (17% frente a 54,6%) entre los adolescentes españoles de 14 a 18 años. En 2023, el 26% declaró haberlos utilizado en los últimos 30 días frente a un 21% que afirmó haber fumado tabaco convencional.
La apariencia tecnológica y los aromas y sabores de los cigarrillos electrónicos los hacen especialmente atractivos entre los más jóvenes, y son responsables de buena parte de su popularidad. Sin embargo, no debemos olvidar que el aerosol generado al usar un cigarrillo electrónico contiene más de 200 sustancias tóxicas y algunas de ellas son cancerígenas. Informar a la población acerca del funcionamiento de estos dispositivos y de los peligros asociados a su consumo es fundamental.
El pasado 30 de abril, la Sociedad Española de Epidemiología celebraba la aprobación del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027, orientado a reducir el consumo y a lograr una generación libre de tabaco en España. El plan, definido por la ministra de Sanidad como pionero y ambicioso, es más que necesario, pues la realidad es que el 22,1% de los españoles de 15 y más años fuman actualmente.
Entre otras, el plan contempla el desarrollo de distintas medidas orientadas a regular aspectos como la publicidad, el patrocinio y la promoción del tabaco y productos relacionados. Y es que, en la lucha incansable contra el tabaquismo, las estrategias de márquetin de la industria tabacalera siempre han jugado un papel clave. Uno de los ejemplos más recientes son los nuevos productos del tabaco, especialmente los cigarrillos electrónicos. Por ello, el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo busca equiparar la promoción y publicidad de los cigarrillos electrónicos al tabaco convencional, un importante paso adelante para reducir su consumo y evitar que estos productos atraigan la atención de la población más joven, por ejemplo, eliminando sus aromas y sabores, pues son puerta de entrada al consumo de tabaco convencional.
La SEE insiste en la necesidad de seguir avanzando en el desarrollo de medidas de control del tabaquismo, como el empaquetado neutro, el aumento del precio de todos los productos de tabaco, el control de su promoción y publicidad en las redes sociales y plataformas de streaming, así como la equiparación de todos los dispositivos de vapeo y nuevos productos al tabaco convencional.