Sus actuaciones, visualizadas en programas de televisión, rescatando erizos de las cenizas tras los incendios forestales han despertado una gran empatía social
Son el perrito “Willow” y, sus dos alumnos en prácticas, “Gordi” y la pequeña “Luna”. Tres criaturas que gracias a su habilidad para detectar animales heridos o afectados tras los incendios ofrecen una imagen de esperanza en las muchas problemáticas que aquejan al entorno del Parque Nacional.
Los erizos son una especie protegida que precisa de una constante hidratación que normalmente obtienen de los fluidos corporales de las especies que constituyen su menú diario: lombrices, caracoles, insectos o pequeños reptiles.
Cuando se produce un incendio, muchos de ellos sobreviven gracias a su habilidad para ocultarse en madrigueras o espacios del terreno a cubierto del fuego. Pero el problema para ellos es que sobre la superficie calcinada no queda nada de vida que les pueda seguir sosteniendo hidratados.
Desde hace dos temporadas, el colectivo ecologista femenino “Mujeres por Doñana”, en colaboración con la Asociación onubense “El Burrito Feliz” ha puesto en marcha una iniciativa, única en el mundo, que consiste en entrenar perros especializados en detectar erizos escondidos bajo la ceniza.
“Willow” ya es todo un veterano en estas misiones y el año pasado logró localizar casi treinta de estos pequeños, y frágiles, mamíferos en las zonas devastadas por incendios.
En la campaña 2024 la Unidad se encuentra en fase de “Alerta Roja” ante la muy alta probabilidad de que, con motivo de la enorme cantidad de pasto y biomasa seca que ha potenciado la abundante lluvia de hace unos meses, se produzcan muchos incendios en el entorno de Doñana.
Las voluntarias de “Mujeres por Doñana”, un grupo constituido por universitarias, trabajadoras o incluso jubiladas, se esfuerzan estos días en entrenar a las dos nuevas incorporaciones a esta peculiar Unidad de Rescate creada en Huelva. El perrito “Gordi” progresa adecuadamente, pero, en cambio, la muy traviesa “Luna” se entretiene demasiado tiempo en su constante inquietud por jugar y divertirse. “Luna”- según las voluntarias- cuenta con un potencial increíble ya que atesora un enorme instinto de rastreo. Pero, según manifiestan, habrá que tener paciencia con ella para que se encuentre preparada de cara a los rescates, y todo ello en menos de un mes.
Tras los rescates, las ecologistas llevan a los erizos al Santuario Animal “Wendy Clements” de Doñana. Allí son curados e hidratados para posteriormente ser devueltos a la naturaleza.