Arde Coruña, arde la basura, se queman los coruñeses. Por Jesús Suárez

por Jesús Suárez

Bienvenidos a Coruña, la ciudad de los mil olores, donde pasear por sus barrios, es una experiencia multisensorial… si es que disfrutas de los olores nauseabundos y la vista de montañas de basura en descomposición. ¡Qué espectáculo tan pintoresco el que nos ofrece la huelga de recogida de basuras! ¿Quién necesita parques o paseos marítimos cuando puedes disfrutar de un safari urbano entre bolsas de plástico apiladas y restos de comida putrefacta?

El romanticismo de las noches coruñesas ha adquirido un nuevo significado. Noches iluminadas por las llamas que consumen los contenedores de basura. Un fuego que parece brotar de las entrañas de la ciudad misma, alimentado por la negligencia y la desidia. Las sirenas de los bomberos son el nuevo canto de sirena de nuestra ciudad, acompañadas del silbido de las mangueras y el vapor del agua que lucha inútilmente contra la combustión.

El aroma del mar ha sido sustituido por el hedor del humo y la basura quemada. Un toque de Desastre que impregna cada rincón, cada calle y cada pulmón. Es un perfume tan penetrante que no puedes escapar de él, incluso si te atrincheras en tu casa con todas las ventanas cerradas. Pero, ¿por qué habríamos de quejarnos? Este es un testimonio de la capacidad humana para convertir el entorno más idílico en un infierno apocalíptico.

Pasear por Coruña se ha vuelto una actividad de alto riesgo. Esquivando montones de basura que se multiplican como por arte de magia, sorteando escombros ardientes y eludiendo las olas de humo que se ciernen sobre las calles. Un paseo, como aquellos antiguos laberintos, pero con la garantía de que, en vez de encontrar la salida, terminarás con una migraña inducida por los efluvios de la putrefacción.

Y mientras tanto, ¿qué hacemos? Observamos. Nos quejamos en las redes sociales, como estoy haciendo yo ahora, y esperamos que el milagro de la civilización vuelva a descender sobre nosotros. Pero no temas, la próxima ola de huelgas seguro traerá consigo nuevas sorpresas olfativas y visuales.

Así que, queridos coruñeses, abrid bien los ojos y afilad las narices. Esta es la Coruña del futuro presente. Un lugar donde la basura ya no es solo un problema, sino una forma de arte urbano en constante evolución. ¡Disfrutad del espectáculo, si podéis!

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