Pablo D. González Vázquez
El camino del Arenal Emevé y de Víctor Bouza seguirá ligado un año más. La expresión “toda una vida” trasciende al tópico en el caso del capitán de los Loitadores, que acumula 11 temporadas defendiendo la camiseta del club en el que se formó.
Once campañas, divididas en dos etapas, en las que Bouza ha tenido todo tipo de vivencias, pero pocos cursos con tanta carga emocional como el último, tal y como señala su entrenador, José Valle: “Es el capitán del equipo. Un jugador que sufrió mucho el año pasado porque al final se nos complicó la permanencia en las últimas jornadas, pero pese al desgaste se lo pensó muy poco para renovar.
Para el técnico de Abadín “hay pocas cosas que no hayamos dicho ya sobre Víctor”, pero pone el foco en el liderazgo de Bouza: “Tira de todos y está a las duras y las maduras. Es una persona que no se amilana en la competición y es muy importante tener a alguien así. Sobre todo, si tenemos en cuenta que está rodeado de jugadores mucho más jóvenes que él”.
La clave de ese liderazgo, según Valle, está en que “es un jugador que se exige mucho y exige mucho a los demás, pero a la vez está siempre al lado de sus compañeros”.
La extensa carrera de Bouza, en la que además de en el Arenal Emevé ha jugado en Río Duero Soria, Textil Santanderina y en el
Kladno Volejbal de la República Checa, tiene como grandes hitos un subcampeonato en el campeonato checo, pero sobre todo los triunfos logrados en casa: dos Copas Príncipe y el ansiado ascenso a Superliga de la 18-19.
A pesar de que el tiempo pasa para todos, su entrenador todavía considera a Bouza “uno de los mejores receptores de la liga. Aunque sigue cumpliendo años es alguien que se cuida mucho y que continúa siendo muy importante en ataque por su infinidad de recursos”.