Tengo unos amigos que recientemente se desplazaron a Wimbledon y de paso, a visitar la Campiña inglesa.
Aprovechando una reunión familiar dado que su hija reside en Inglaterra, prepararon una cena fría donde el afamado ALBARIÑO, adquiría singular importancia.
También hubo su carga emocional el contemplar que su degustación debería hacerse en una botella con una marca conocida de Cava.
Todo ello no impidió a mi amigo Julio, “templar gaitas”, ilustrando al comerciante sobre la procedencia de tal Caldo, manifestando al oyente que las cepas del vino Albariño fueron traídas en el siglo XII por los Monjes del Cister al Monasterio de Armenteira (Pontevedra).
Finalmente, éste, se interesó en el establecimiento, por si igualmente se encontraba a la venta el Cava Catalán, a lo que el comerciante le respondió sorprendido, que, en el Reino Unido, ¡bebían champagne francés!
¡Qué cosas pensó mi amigo sobre el pensamiento del británico¡ en un mundo global sujeto a acuerdos y licencias de producción, donde la procedencia cada día tiene menor importancia, y haciendo “mutis por el foro”, abandonaron el establecimiento.
Fotos: Julio A. Arenas Escobar