¿Veleidad?, sobre un «concierto singular desafinado». Por Jesús Antonio Rodríguez Morilla

por Jesús Antonio Rodríguez Morilla

Jesús Antonio Rodríguez Morilla

Licenciado en Ciencias Políticas.

Caballero de Mérito por Real Orden Noruega

  • Certificado-Diploma de Estudios Avanzados. (Fundamentos de Derecho de la U.E. y problemas actuales en el ámbito del Derecho Público).
  • Licenciado en Ciencias Políticas.
  • Caballero de Mérito por Real Orden Noruega

En la presente ocasión me sitúo frente a las teclas ante lo que aparenta tratarse de una nueva necedad política: Un concierto económico singular con Cataluña, sometido a sigilo, ocultismos, y, cada vez con más evidencias de posibles pactos desconocidos para los mortales, y, en definitiva, sin Transparencia Fiscal, sin la cual saltaría hecho trizas el Modelo Común.

Según Carlo Cotarelli, la transparencia fiscal —es decir, la publicación de datos puntuales, fidedignos y relevantes sobre la condición pasada, presente y futura de las finanzas públicas— constituye el cimiento de una gestión fiscal eficaz.

A tenor de los expertos, de materializarse dicho concierto. nos encontraríamos con el cambio político más significativo que ha experimentado España desde 1978.

Si se sustituyera el actual sistema de recaudación, por un reparto fundamentado en “el control de la clave de la caja fuerte”, no podríamos esperar equidad, pero tampoco eficiencia ni sentido económico. Podría existir un deterioro de un 20% aproximadamente.

Llevamos meses sin que el equipo gubernamental se digne explicar a sus “administrados”, salvo vagas y sofistas indicaciones, ¿sobre qué va a consistir dicha Financiación Singular o Pacto.

Lo conocido hasta ahora, supone todo lo contrario: Un “desconcierto” para España,

Reflexionando, se puede gobernar sin “Techos para el Gasto” “Nuevos Presupuestos” hasta que se aprueben los próximos. Igualmente, en minoría a base de Decretos/Leyes, ¿Van a ello?

Por otro lado, los recursos interpuestos ante T.C. aplazarán resoluciones durante meses y otros presentados ante los Tribunales, posiblemente superen el año, si existe prejudicialidad.

La base del presente barullo, un “Concierto en política fiscal española, desafinado” que pulula entre Cataluña y el Ministerio de Hacienda con aparente parsimonia, al que se suman una serie de riesgos, basados en la citada falta de transparencia, etc. lo cual permite interpretar una nueva opción: “Veleidad” y su significado R A.E: Voluntad antojadiza o deseo vano. ¿Otra necedad más?

Evidentemente, nos encontraríamos ante un “desafinamiento” (desviarse algo del punto de la perfecta entonación, desacordándose y causando agravio, según la RAE), primero al oído, y después al bolsillo, según la sabiduría popular.

Aparte, me cuentan círculos cercanos a la negociación que sus representantes se encuentran muy distanciados. Sobre todo, en porcentajes, en cuanto a la libre disposición y algunas que otras regalías.

Como novedad, una presencia más abierta del Sr. García-Page el cual parece abandonar sus habituales perfiles. Mientras tanto, el Sr. Lambán, continúa permaneciendo fiel a sus principios.

Recordemos, que en la actualidad conviven en España dos modelos de financiación autonómica: el Régimen Foral, que se aplica al Comunidad Autónoma del País Vasco y a la Comunidad Foral de Navarra, y, el Régimen Común.

El Modelo Foral, enfatiza la autonomía de las comunidades para generar y gestionar sus propios recursos, con menos redistribución entre regiones. O sea, se caracterizan por tener potestad para mantener, establecer y regular su propio Régimen Tributario.

Autonomía.

Cada C.A. debe ser responsable de recaudar y gestionar sus propios recursos. Esto implica que, en la medida en que una comunidad autónoma genere más ingresos, podrá gastar más en sus servicios.

Competitividad fiscal:

Las comunidades podrían adaptar su política fiscal para atraer inversión o residentes, lo que a su vez puede influir en la capacidad de recaudar más fondos.

Menor redistribución:

Aunque puede haber mecanismos de nivelación, este modelo prioriza que las comunidades que generan más recursos sean quienes puedan beneficiarse de ellos, en lugar de redistribuir esos recursos entre las demás.

Cataluña pretende la aplicación del presente Modelo.

El segundo, Modelo Común, alineado con un concepto de igualdad, defiende la redistribución y la igualdad en el acceso a los servicios públicos para todos los ciudadanos, independientemente de la riqueza de la comunidad.

Sus Principios residen supuestamente en: Equidad; Redistribución; y Solidaridad Interterritorial:

Es decir, la Administración central ingresa la mayor parte de los tributos y luego transfiere parte a las autonomías.

Resumiendo, ¿qué nos queda por contemplar?, una vez escuchadas las declaraciones de la ministra, actuación, presidente en Comité Federal: pues ¡dar vueltas a la nada ¡

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