Hemos cambiado muchos de nuestros hábitos, pero existen lugares comunes de nuestra infancia y nuestra juventud a los que siempre deseamos volver, espacios que nos evocan un tiempo, una imagen o un recuerdo en el que hemos sido, somos y seremos felices. No necesitan ser ni los más elaborados, modernos o vanguardistas.
Los juegos que han triunfado toda la vida lo harán en el futuro, por más que la evolución de los tiempos, las tecnologías o las preferencias nos dirijan hacia lugares menos comunes o mucho más sofisticados. El juego de cartas que encantaba a nuestros abuelos, los que provocaban piques históricos en los colegios o aquellos que hacen que nos pique la curiosidad en los locales de hostelería: existe una fórmula secreta para que nos gusten y nadie parece adivinarla.
Jugar a los bolos esa una de esas acciones populares en las que muchos nos consideramos expertos y sobre las que nos gusta dar clases, por mucho que la pista acabe por poner a cada uno en su sitio. Sin embargo, más allá del juego, parte del encanto radica en la actividad social de ir a jugar a los bolos: reunirnos, dividirnos en equipos, asumir retos y presuponer un ganador, además de toda la parafernalia de vestirnos para la ocasión, así como fallos y aciertos que ahora mismo ya son carne de redes sociales a las primeras de cambio. El futbolín, los dardos, el billar y los bolos. Esas maravillas atemporales y mundiales para las que no hay edad y siempre existe un momento perfecto para disfrutarlos.
Otra de las claves radica en el hecho de que no es necesario ningún tipo de equipamiento previo o inversión: solamente las ganas de pasarlo bien. Es, por otra parte, uno de esos juegos en los que se nos va el tiempo de una forma que, si miramos al reloj, no podemos siquiera creernos cuánto hemos estado disfrutando. Todo el mundo, de alguna manera, tiene ubicada en su ciudad una bolera, y normalmente es un espacio de reunión social concurrida y transversal respecto a la generación de los clientes. Apenas existe una edad mínima o máxima, más allá de las ganas que tengamos cada uno de pasar un momento extraordinario.
En definitiva, uno de los divertimentos favoritos a nivel mundial son los bolos. Y seguro que uno de los mejores planes para disfrutar en grupos de amigos o familiares de cara a una jornada inolvidable.