Cada vez que veo una noticia acerca de lo que sucede en las gradas de nuestro fútbol, me voy dando cuenta de que este ya no es el mismo del que hace mucho tiempo muchos nos aficionamos. Un fútbol en el que parece que se protege al violento, y, en cambio, se maltrata al aficionado de verdad, que aunque no porte bengalas, o no sea el más ruidoso, muchas veces es el que más siente los colores de su equipo. Esto no quiere ni muchísimo menos desprestigiar a las gradas de animación, sino defender a esos que van el domingo a ver a su equipo, y muchas veces su experiencia acaba siendo manchada por una serie de reglas que, quizás, hayan hecho aquellos que no saben absolutamente nada acerca de este deporte.
Este sábado llegó a nuestros teléfonos un video que nos hizo ver una vez más que algo está fallando en nuestro fútbol. Algo tiene que fallar cuando a un niño de cinco años no se le deja entrar en un estadio por llevar la camiseta de su equipo, no vaya a ser que algún violento le agreda. A estos, por desgracia, sí que les dejan asistir. Algo no funciona cuando un club solicita que se le disminuya la sanción a un grupo ultra tras lanzar objetos a jugadores rivales. O cuando el Valencia apeló a la sanción impuesta sobre su grada de animación tras una de las situaciones más vergonzosas de nuestro deporte, en la que gran parte de Mestalla insultó a un futbolista del Real Madrid por motivos raciales.
No puede funcionar un deporte de comunidad, cuyo principal fuerte es el sentimiento de pertenencia de los aficionados a su club, cuando al que no se le deja pasar al estadio es al joven de cinco años que porta su camiseta, mientras dentro se encuentran violentos que “pueden acarrear peligro al niño”.
Por desgracia, esto lleva años sucediendo en nuestros campos. Ya en 2022, un padre y un hijo del Real Madrid fueron invitados a salir del Metropolitano después de que varios aficionados rivales les increparon, insultándoles e incluso llegando a las manos por llevar una prendas merengues. Y yo la verdad, me pregunto ¿Por qué se permite que se quede en su butaca aquel que acosa al rival, y tiene que irse aquel que solo fue a ver a su equipo jugar?, ¿Por qué no puede ir una persona a un campo rival con su camiseta si no molesta al resto?
El fútbol se inventó para unir, y generar un sentimiento de pertenencia entre los aficionados de cualquier equipo. Pero por desgracia, las decisiones actualmente son tomadas por multimillonarios que poco les importa el hincha, si no el evitar meterse en marrones y sacar el máximo beneficio económico posible.