Castelao, proclamado 80 años después, primer Presidente de Galiza. Por Iñaki Anasagasti

por Iñaki Anasagasti

Fue el viernes 15 de noviembre, en una sala del Parlamento Gallego. Es la que ilustra esta foto antes del acto de reconocimiento. La reproduzco porque se ve la fotografía ampliada del 15 de noviembre de 1944 en Montevideo obtenida  cuando se creó el Consejo de Galicia cuyo presidente elegido fue Alfonso R. Castelao. por los diputados Elpidio Villaverde, Ramón Suárez Picallo y Antonio Alonso Ríos, diputados refugiados en Sud América que por espontánea decisión decidieron juntarse en un solo cuerpo de dirección política mientras durara aquella etapa de avasallamiento, en la que el pueblo gallego se veía privado de toda expresión democrática. Y es que Catalunya y Euzkadi tenían sus gobiernos en el exilio y a Galicia le faltaba una plataforma política para hablar con una sola voz. De ahí que a instancias del Lehendakari Agirre y del propio Castelao se diera aquel importante paso viéndose en la foto junto a Castelao, a Ramón Aldasoro, delegado del Gobierno Vasco en Argentina y a José María Lasarte, Delegado en Chile apoyando la iniciativa. Era completar institucionalmente Galeuzka en el exterior, para prepararse al fin de una II guerra Mundial, cuyo final se atisbaba  y comenzar a hablar  de forma conjunta también como Galeuzca, editándose posteriormente en Buenos Aires una notable  revista con ese nombre.

El actual Partido  Galleguista, que existe aunque sea extraparlamentario y su secretario general  Francisco López Franco, ”Chesqui”, verdadero turbo activista logró que el presidente del Parlamento gallego actual, Miguel Ángel Santalices, del sector más galleguista del PP, convenciera a su partido e hiciera ese reconocimiento ya que se trata de una cuestión de justicia histórica, algo que no gusta demasiado al Bloque Nacionalista Galego que lo ve como un blanqueamiento de la derecha gallega, la misma  que obligó a Castelao a morir en el exilio. Tampoco le gustan a los populares gallegos la presencia del Bloque, porque siempre les recuerdan la otra historia de Castelao, la del obligado a marcharse sin muchas ganas de reconocer su extraordinario liderazgo amén de su poderosa personalidad política, historiadora, artística, de dibujante  e incluso humorística. ”Galicia es Castelao y Castelao  es Galicia”.

Me invitó el Partido Galeguista a acudir al acto y estuve presente pues desde siempre he tenido relación con el Partido Galeguista con el que hemos ido en listas conjuntas a las elecciones europeas y escribí un libro,”Castelao y los Vascos” dando cuenta de la relación del líder gallego con Agirre e Irujo, la Triple Alianza en 1923 así como del viaje triangular de gallegos, vascos y catalanes en tiempos de la República y estando preparando  con Xosé Estévez un librito que da cuenta del acto que se organizó en Paris en 1950 en la Delegación Vasca de la Av. Marceau, en homenaje al fallecido Castelao con los discursos del exilio republicano a su muerte, acto que organizó Manuel de Irujo.

Hablaron en el acto del sábado pasado en el Parlamento Gallego, además del saludo del presidente Miguel Ángel Santalices que estuvo centrado, el presidente de la Fundación Castelao que recordó como el Lehendakari le decía  a Castelao que tenía que incluir en el Consejo a todos los que “sentían a Galicia”. Posteriormente tomaron la palabra todos los portavoces del Parlamento Gallego, empezando por Xesús Manuel Suarez presidente del partido galleguista, sin presencia parlamentaria, que estuvo muy bien, doliéndose  de la ausencia en  aquel acto coral de Núñez Feijóo y del actual presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Si estuvo Emilio Pérez Touriño, ex presidente socialista de la Xunta. La portavoz del Bloque comenzó leyendo las recomendaciones que envió el censor franquista en 1950 a todos los medios  sobre como tenían que tratar informativamente la figura de Castelao y los adjetivos a utilizar. Más de uno  se removió en su asiento. Finalizó  el acto con el Himno Gallego que termina aludiendo a Breogán, fundador de la Patria Galega, al que se le asocia con “fuerza”. Es muy solemne.

El Parlamento Gallego, antigua escuela de Veterinaria, cuartel y actualmente Parlamento desde finales de los ochenta es un sólido edificio con una notable colección de pintura y escultura y con un hemiciclo que me gusta más que el que tenemos. En este hemiciclo hubiera sido adecuado haber celebrado la sesión de reconocimiento a Castelao como primer presidente gallego, aunque como se vio todavía es preciso vencer muchas resistencias, pero es de destacar, en una de sus salas, allí estuvieron todos los partidos y con discursos ajustados destinados a realzar la personalidad de Castelao. En esto los gallegos, nos ganan.

Comentamos que hubiera sido un éxito total el que la mayoría de los medios que destacan cualquier bobada, le hubieran dado a este acto el reconocimiento y la solemnidad exigida. Es historia gallega, pero también vasca y republicana y muestra viva de una persecución silenciada que el tiempo va ajustando muy lentamente. !80 años!. Como se ve esto de la Memoria sigue quemando y hechos como lo que vivimos el viernes se dan pocos. ETB, que ha enviado quince personas a seguir las elecciones estadounidenses, teniendo allí una corresponsal, podía haber mandado por lo menos a alguien para reseñar un acto en el que todos los líderes del primer Gobierno vasco así como de la República, sin olvidarnos de Galeuzca, estuvieron implicados. La nula utilización de los servicios documentación, o por ignorancia o falta de dirección y conocimiento de EITB son penosos y se constata cada día el que no  hay el menor interés por rescatar una historia que nos han censurado, silenciado, tergiversado y apropiado. Se oye hablar de Memoria a todas horas y se organiza un acto de estas características, pero lo importante es si gana Trump o si gana el Athletic, la Real, el Alavés o el Osasuna, que también es importante, pero nada como estos chispazos de identidad democrática e histórica. Es muy llamativa la destacable falta de respeto a nuestros  mayores. Pero es lo que hay mientras se dice muy enfáticamente que la cadena no se  rompe. Es verdad. Está rota.

CASTELAO Y LOS VASCOS

Era presidente de la Xunta de Galicia Gerardo Fernández  Albor del PP cuando en junio de 1984, se decide que los restos mortales de Alfonso Rodríguez Castelao, que reposaban en el cementerio de La Chacarita de Buenos Aires, vuelvan a su Galicia natal para ser enterrados en el Panteón de Gallegos Ilustres  en Santo Domingo de Bonaval. En Euzkadi no tenemos nada parecido. Quien fuera presidente del Consejo Nacional de Galicia, diputado y sobre todo líder galleguista volvía envuelto en la polémi­ca. La Federación de Sociedades Gallegas había criticado en Buenos Aires “los manejos caciquiles de los organizadores del acto».

El hecho cierto es que sus restos volvieron a su querida Galicia. La prensa vasca reseñó el hecho con la dignidad que tenía la noticia y con la simpatía que tiene lo gallego en Euzkadi. Pero poco más. A nuestro juicio faltó énfasis nacionalista en resaltar el hecho, como ha sido la nula reseña del acto del Parlamento Gallego del sábado. ¿Por qué?

Poco se sabía sobre Castelao y su obra. Casi nada de la relación de vascos y gallegos y muy poco de su sueño de GALEUZCA. Había pequeñas citas en bi­bliotecas, nada de librerías y a los protagonistas de aquella historia no se les pre­guntó nada con el fin de que recordaran aquellos años. Este espeso silencio sólo fue roto por libros, trabajos y entrevistas con el profesor  Xosé Estévez quien ha estudiado con especial dedicación y éxito esta parte de nuestra historia reciente y la relación de vascos y gallegos. Nadie como él.

Así las cosas revolviendo viejas carpetas de artículos de D. Manuel de Irujo para la radio clandestina que trabajaba en Venezuela, vino a mis manos una se­rie de cartas de Castelao a Irujo y de éste a Castelao. Eran cartas amargas, duras, plenas de reproches aunque rezumaran amis­tad. Cartas del último tramo de la vida de Castelao desengañado de una Repú­blica fracasada y desconocida por las grandes potencias que preferían la «segu­ridad» del franquismo a la libertad peligrosa de una democracia. Publicar sólo aquellos documentos hubieran podido presentar parte de la verdad. Había que ambientar todo aquel período y dar a conocer a los gallegos y a los vascos algo de lo que ha­bía pasado entre estos dirigentes durante veinte años. No todo había sido triste. Había habido momentos de esperanza y cordialidad que era necesario dar a co­nocer.

Para hacer este trabajo recurrimos a dos publicaciones, una gallega, «A No­sa Terra» y otra vasca «Euzko Deya», esta última órgano de prensa de la Delegación del Gobierno Vasco en el exilio tanto en París como en Buenos Aires y México. De la transcripción de artículos y reseñas aparecidos en estos órganos de prensa, de entrevistas y documentos varios salió el trabajo reseñado sobre “Castelao y los Vascos” tratando  de  acercar a Castelao al mundo vasco y lo vasco al mundo político gallego. Existía además un compromiso con el Partido Galleguista. Castelao había sido un hombre representativo de Galicia y un intelectual de primer orden, pero sobre todo fue un militante a tiempo completo del galleguismo más sentido. Un nacio­nalista gallego del Partido Galleguista. Y eso había que destacarlo, de una mane­ra clara y terminante. El libro fue traducido al gallego y editado por  Xan Leira.

En esos momentos todavía vivían  muchos que engolaban  la voz hablando de Castelao siendo culpa­bles directos de que Castelao muriera en el exilio. Incluso y, como vimos el viernes, hay hoy en día grandes perso­najes que aparentemente asumen los postulados de Castelao pero le  hubieran fusilado a éste si le hubieran detenido en 1936. Por eso era preciso decir que el galleguismo de Castelao es un nacionalismo gallego que poco tiene que ver con la retóri­ca, la forma, y las soflamas de gentes que tendrían hoy al Castelao vivo como a un radical sin futuro y como han condenado a su partido galleguista a pieza de museo que afortunadamente se resiste a serlo..

Pero Galicia fue Castelao y Castelao es Galicia, como se resumió su vida  en frase feliz. Cuando Galicia vaya despojándose de toda la retórica de falso galleguismo y descubra al Castelao político, que por sobre todo defiende y siente a Galicia, habrá llegado efectivamente la gran hora de una nacionalidad histórica que junto a Catalunya y Euzkadi enriquecerán a Europa y harán política conjunta en Las Cortes y en el Parlamento Europeo. Y siempre destacando la poderosa relación política y humana de Manuel Irujo con Castelao.

Bien es verdad que al final existieron dificultades. Que las potencias aliadas abandonaron a su suerte a aquel Gobierno republicano nacido con tanta esperanza en 1945. Bien es verdad que la solidaridad GALEUZCA al final se resque­brajó, porque en su momento no pudo dar frutos prácticos. Bien es verdad que la distancia, la incomunicación, el exilio y la lucha por la supervivencia no son buenas consejeras para mantener proyectos políticos en el aire. Pero no es me­nos cierto que en un momento dado GALEUZCA fue una realidad política, rela­cionada y efectiva que produjo una positiva solidaridad y que mantuvo a través de su publicación y de su coordinación una plataforma política muy interesante y que estando ya en la historia, ojalá pueda  volver algún día a hacer historia. Lo intentamos con la Declaración de Barcelona y habría que intentarlo de nuevo cuanto antes reivindicando circunscripciones autonómicas en las elecciones europeas

Termino con el sabor agridulce del reconocimiento 80 años después pero entristecido por el silencio institucional y mediático sobre un hecho tan importante del que en breve no quedará ni rastro.

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