Eric Risco de la Torre, AI Tech Lead en Andorra Telecom y Coordinador del Bootcamp IA de KeepCoding. La Inteligencia Artificial avanza a un ritmo vertiginoso. Lo que hace unos años parecía ciencia ficción, hoy es parte de nuestra realidad: asistentes virtuales que nos ayudan a programar reuniones, herramientas que generan imágenes y videos en segundos, modelos capaces de escribir código y sistemas que pueden analizar datos en tiempo real.
Pero 2025 está marcando un cambio aún más profundo. Este es el año en el que la IA deja de ser un simple asistente pasivo para convertirse en un agente autónomo, capaz de actuar por sí mismo, tomar decisiones y ejecutar tareas complejas sin supervisión constante.
Al mismo tiempo, una revolución inesperada ha sacudido los cimientos de la industria: la empresa china DeepSeek ha demostrado que es posible entrenar modelos de IA tan potentes como los de OpenAI o Google, pero con una fracción del costo y utilizando hardware menos avanzado. Esto ha generado un terremoto en Silicon Valley y en Wall Street, poniendo en duda muchas de las estrategias de inversión de las grandes tecnológicas.
Desde la automatización de tareas hasta la creación de contenido hiperrealista, pasando por la integración de IA en sistemas operativos y la transformación del desarrollo de software, 2025 será recordado como el año en que la IA se convirtió en parte esencial de la vida cotidiana.
Los agentes de IA: más allá de los chatbots
Hasta ahora, las herramientas de IA más populares, como ChatGPT o Google Gemini, se limitaban a responder preguntas y generar contenido según las órdenes del usuario. Pero este año, los llamados agentes de IA darán un paso más allá.
Un agente de IA no solo escribe o responde dudas, sino que actúa de manera autónoma. Puede navegar por internet, ejecutar comandos en aplicaciones, completar formularios, comparar precios y realizar transacciones sin que el usuario tenga que intervenir en cada paso.
Uno de los proyectos más avanzados en este campo es Operator, la nueva versión del agente de OpenAI. Esta tecnología permite a los usuarios delegar tareas completas, como la planificación de un viaje: el agente buscará vuelos, comparará precios, reservará hoteles y gestionará el transporte local, todo sin intervención humana más allá de la aprobación final.
Esta tecnología todavía está muy verde, pero se puede mejorar muy rápidamente.
También se está probando en el ámbito empresarial. Microsoft ha comenzado a integrar agentes de IA en su ecosistema de Office y Windows, permitiendo que estos sistemas redacten correos electrónicos, organicen documentos y hasta detecten errores en hojas de cálculo sin necesidad de interacción directa.
DeepSeek: la revolución china que ha puesto en jaque a Silicon Valley
Durante los últimos años, el dominio de la IA había estado en manos de empresas estadounidenses como OpenAI, Google y Meta. Sin embargo, en 2025, DeepSeek ha cambiado por completo el panorama con una serie de modelos de IA que desafían el statu quo.
El lanzamiento de su modelo razonador DeepSeek R1, ha sido un punto de inflexión. Se trata de un sistema que compite directamente con los modelos avanzados de OpenAI, como GPT-4o y O1, pero con una gran diferencia: su costo de entrenamiento ha sido hasta 50 veces menor.
Esto se debe a que DeepSeek ha optimizado su infraestructura para trabajar con GPUs menos avanzadas (H800 en lugar de H100), además de utilizar técnicas innovadoras de aprendizaje por refuerzo y destilación de modelos, que permiten que sus redes neuronales sean más eficientes sin necesidad de consumir enormes cantidades de energía y datos.
El impacto ha sido inmediato: Nvidia ha perdido más de 600.000 millones de dólares en valor de mercado en solo unos dias, debido a la preocupación de los inversores por un posible estancamiento en la demanda de chips. Al mismo tiempo, compañías como Microsoft y Google han comenzado a explorar nuevas estrategias para optimizar sus modelos y reducir costos, ante el temor de quedar rezagadas frente a la eficiencia de los sistemas chinos.
DeepSeek no solo ha demostrado que se puede hacer IA de manera más económica, sino que ha abierto la puerta a un futuro en el que más empresas, países e incluso startups puedan entrenar modelos avanzados sin depender de infraestructuras multimillonarias.
IA en el entretenimiento y los avatares hiperrealistas
Uno de los sectores donde la IA está dejando una huella más profunda es el entretenimiento digital.
Meta ha anunciado (pero no desplegado) Llama 4, su modelo de IA que promete ser mucho más avanzado, con el que busca liderar la generación de avatares hiperrealistas. Estos personajes digitales no solo pueden replicar expresiones humanas con mucha precisión, sino que también pueden interactuar de manera natural en entornos virtuales, abriendo la puerta a una nueva era de películas, videojuegos y experiencias de realidad aumentada.
YouTube y Netflix, por su parte, están experimentando con IA para generar contenido automáticamente. Ya existen pruebas de programas en los que la IA puede escribir guiones, animar personajes e incluso componer bandas sonoras en tiempo real, adaptándose a las preferencias del espectador.
Riesgos y desafíos: regulación, privacidad y empleo
Con estos avances surgen también preocupaciones éticas y regulatorias.
Uno de los mayores desafíos es la responsabilidad de los agentes de IA. Si un agente toma una decisión errónea (como realizar una compra indebida o enviar un mensaje inapropiado),
¿quién es responsable? Actualmente, las leyes de la mayoría de los países no han abordado esta cuestión, dejando un vacío legal que podría generar problemas en los próximos años.
Además, el uso de IA en la automatización de tareas está reconfigurando el mercado laboral. Profesiones como la atención al cliente, la contabilidad o incluso ciertos roles en la programación están viendo cómo los agentes de IA pueden asumir muchas de sus funciones.
Ethan Mollick ha advertido que las empresas deberán encontrar un equilibrio entre eficiencia y empleo humano, asegurando que la IA se use como complemento y no como reemplazo.
También existe una creciente preocupación sobre la brecha digital. Mientras que en países como Estados Unidos, China y la Unión Europea la IA avanza rápidamente, muchas regiones del mundo aún no tienen acceso a estas tecnologías. La falta de infraestructura y educación en IA podría profundizar aún más las desigualdades globales.
El futuro ya está aquí, ¿estamos preparados?
Si algo ha demostrado 2025 es que la IA no es solo una herramienta más, sino un cambio de paradigma que afecta todos los aspectos de nuestra vida.
Desde la automatización de procesos en empresas hasta la personalización de la educación, la IA está reescribiendo las reglas en múltiples industrias. En medicina, por ejemplo, los agentes de IA ya están ayudando a diagnosticar enfermedades con mucha precisión. En el ámbito empresarial, la inteligencia artificial está optimizando cadenas de suministro y mejorando la atención al cliente.
Pero con este poder también llegan grandes responsabilidades. A medida que la IA se vuelve más autónoma, la sociedad enfrenta muchas nuevas preguntas.