Trabajemos juntos para promover el poder de la acción universal, el imperativo de la justicia y la promesa de un futuro mejor, insta el titular de la ONU, subrayando una vez más la urgencia de actuar en los frentes económico y climático.
“He venido a Johannesburgo con un mensaje simple: en un mundo fracturado abrumado por las crisis, simplemente no hay alternativa a la cooperación. Debemos restaurar urgentemente la confianza y revitalizar el multilateralismo para el siglo 21”, dijo el Secretario General de la ONU este jueves a los BRICS.
António Guterres se encuentra en la capital sudafricana, donde se celebra la Cumbre del bloque de países integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, países que aglutinan al 40% de la población mundial y suman el 25% de la economía global. Estas naciones, son todas parte del G20.
En ese foro, sostuvo que el mundo necesita unidad para la acción y la justicia, según lo mostró el inspirador caso de Sudáfrica.
Guterres pasó revista de los grandes desafíos de la humanidad: las crisis climática y económica; el avance de la pobreza, el hambre y la desigualdad; la falta de regulación de las nuevas tecnologías; y las repercusiones globales de la multiplicación de las divisiones y los conflictos geopolíticos.
La multipolaridad no es suficiente para la paz
Señaló que el mundo va en camino a la multipolaridad y advirtió que ésta no es suficiente para garantizar una comunidad global pacífica o justa.
“Para ser un factor de paz, equidad y justicia en las relaciones internacionales, la multipolaridad debe ser apoyada por instituciones multilaterales fuertes y efectivas”, apuntó, reiterando su denuncia de que las estructuras de gobernanza imperantes reflejan el mundo de ayer.
Recordó que esas instituciones se establecieron, en gran parte, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos países africanos todavía estaban gobernados por potencias coloniales.
Necesitamos una arquitectura multilateral fortalecida y reformada que se base en la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, añadió, identificando los casos del Consejo de Seguridad de la ONU y de las instituciones de Bretton Woods.
Sin reforma de las instituciones es inevitable la fragmentación
“Para que las instituciones multilaterales sigan siendo verdaderamente universales, deben reformarse con el fin de reflejar el poder y las realidades económicas actuales. En ausencia de tal reforma, la fragmentación es inevitable”, alertó.
En este contexto, subrayó el peligro de un mundo con una economía y un sistema financiero divididos; con estrategias divergentes en tecnología, incluida la inteligencia artificial; y con marcos de seguridad conflictivos.
Guterres citó el cálculo del Fondo Monetario Internacional que indica que esa fractura costaría el 7% del Producto Interno Bruto mundial, un precio que pagarían desproporcionadamente los países de renta bajo, sobre todo en África.
Mayor solidaridad
Al reiterar su llamado a la cooperación para restaurar la confianza y revigorizar el multilateralismo del siglo 21, afirmó que se requiere una mayor solidaridad y hace falta el respeto pleno a la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional, los valores universales y todos los derechos humanos: sociales, culturales, económicos, civiles y políticos.
“Nada de esto será fácil, pero es esencial, especialmente para África”, acotó aludiendo a la historia trágica de esclavitud y colonialismo que han convertido a ese continente en víctima histórica de una serie de injusticias graves que lo siguen afectando.
Guterres mencionó la disparidad en los costos de financiamiento para los países africanos con respecto a los países ricos y el caos climático que los asola pese a producir emisiones globales mínimas.
Para corregir el rumbo mundial, urgió a rediseñar la arquitectura global obsoleta e injusta y a intensificar la acción y la justicia climáticas.
Trabajemos unidos
El Secretario General exhortó a apoyar su Pacto de Solidaridad Climática, un plan en el que los países desarrollados brindan apoyo financiero y técnico para ayudar a las economías emergentes, en África y más allá, a promover una transición equitativa y justa a la energía renovable.
También solicitó respaldo a su Agenda de Aceleración para impulsar dichos esfuerzos, con los países desarrollados comprometiéndose a alcanzar emisiones netas cero lo más cerca posible de 2040, y los países en desarrollo lo más cerca posible de 2050.
“Como cuestión de justicia, África debe considerarse una prioridad en todos estos esfuerzos”, puntualizó.
Para concluir, insistió en que los desafíos comunes no se pueden resolver de manera fragmentada.
“Trabajemos para promover el poder de la acción universal, el imperativo de la justicia y la promesa de un futuro mejor”, concluyó.