La inspiradora y valiente charla de Leticia Méndez en Sesiones AFE Futfem

por Redacción Deportes

Leticia Méndez (Madrid, 25/07/1992), ex futbolista de Atlético de Madrid, Levante, Madrid CFF, Málaga, Logroño y Sporting de Huelva, además de haber sido internacional con España en todas las categorías, asistió a la concentración de la Selección AFE FutFem para ofrecer una charla muy especial a las futbolistas y cuerpo técnico.

Leti se retiró en 2022 tras admitir que había sufrido un TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria) durante diez años, y desde entonces intenta que las futbolistas puedan hablar sobre problemas de salud mental, identificarlos y pedir ayuda.

“Me fui de Madrid y tal vez me equivoqué porque ahí empezó a ir todo a peor. Estaba lejos de mi familia, fueron pasando los años y me di cuenta de que algo me estaba pasando, pero no era consciente”, comenta la exfutbolista. Relata que “con 29 años me di cuenta, la primera persona a quien se lo conté fue a Jade Boho (delegada de AFE y exfutbolista)”, y dirigiéndose a las jugadoras durante la charla fue clara al afirmar que “si alguna de vosotras está pasando algo parecido, cuanto más tiempo dejéis pasar, más costará alcanzar la recuperación. Ojalá hubiese pedido ayuda antes”.

“Cuando lo hice público, no os imagináis la de futbolistas de Primera División que me contactaron para confesarme que sufrían o habían sufrido un TCA”, subrayó bajo la atenta mirada de las futbolistas.

Tema tabú
¿Cómo era tu vida?

Para mí era normal, sabes que algo no va bien, pero te preguntan si tienes algún problema con la comida y respondes que no, porque para ti no hay ningún problema. Era también un asunto tabú y no sabía a quién dirigirme. Se deben poner más medios en el fútbol femenino, no apartar a la jugadora afectada del equipo. Cuando lo dije en el club, me apartaron y esa no es la solución. Tuve que buscarme por mi cuenta, ponerme en manos de un nutricionista, una psicóloga…

¿Cuánto crees que te afectó el TCA en tu carrera deportiva?

Seguramente mucho, porque en cuestión de pocos meses engordaba ocho kilos. De lo contrario, seguro que hubiese rendido mejor.

¿El contexto actual es mejor para las jugadoras?

Creo que sí, está dejando de ser un tema tabú. Aún queda mucho, pues este tema está más presente de lo que la gente piensa. Todavía muchas futbolistas que recurren a mí coinciden en el trato que les daban, las formas… No es lo mismo que te digan ‘estás gorda, te pesa el culo’ a que ‘para rendir hay que estar en mejor forma, te vamos a ayudar’. A mí me decían antes de un partido que dejara de comer. En Primera División hay que exigir, pero existen muchas formas de hacerlo. A veces el entrenador o entrenadora no saben enfocarlo y no tienen por qué saberlo, por lo que hay que buscar a las personas adecuadas.

Con la relevancia que tiene estar bien mental y emocionalmente para jugar al fútbol, y sin embargo, sigue costando asistir a terapia…

Igual que vas a un ‘fisio’, debe haber un psicólogo/a, algo que nunca encontré en ninguno en los clubes en los que he estado. Entrenaba cada día dos veces, iba al gimnasio, etc. Pero si tu cabeza no está bien, da igual lo que hagas. Tuve un montón de lesiones también por ello.

Desconocimiento
¿Por qué quienes sufren un TCA lo callan?

Por el desconocimiento. He leído un montón de libros sobre el tema, ahora sí se ve quién padece un TCA, pero no es fácil. Y, sobre todo, saber de qué forma acercarte a esa persona.

¿Hay una fase de negación antes de admitir que sufrías ese trastorno?

Absoluta. Para mí no me estaba pasando nada. Sentía que rendía, ahora lo pienso y sé que podría haberlo hecho mucho más. Me faltaba fuerza, por ejemplo.

¿Por qué se lo contaste a Jade?

Compartíamos equipo en Logroño y vivíamos juntas. No era feliz jugando, me di cuenta que tenía que buscar ayuda. Me sentí muy bien porque me entendió, a veces temes la reacción de los demás, pero ella sabía lo que era un TCA y me animó a pedir ayuda profesional. Hablé con el club y me marché antes de Logroño. Luego seguí jugando al fútbol un año más, pero era incompatible con el tratamiento. Lo peor es la recuperación. Lo hacía con una nutricionista y una psicóloga. Tenía miedo a comer alimentos y luego aparecen los momentos de ansiedad máxima. Te dicen que comas cosas que no has comido en veinte años. Y llega el cambio en tu cuerpo, debes comer bastante más… Yo tenía miedo de comer arroz, porque siempre creí que engordaría. Mi alimentación se basaba en ensaladas. Cuando empecé a comer con normalidad, había cosas que mi cuerpo no toleraba. En los primeros cuatro o cinco meses con esa terapia de choque hubo varias veces que dije que no querías seguir.

¿Cómo fue la reacción de tu entorno? ¿Te llegaron a comprender?

Sí, lo que no entienden es por qué no se han dado cuenta. Era cuestión de desconocimiento, tuve que explicarles de qué se trataba y me ayudaron mucho.

¿Cómo es hoy tu relación con la comida?

Sin problema, estoy más tranquila. Es difícil tener paciencia porque no te dicen cuánto tiempo vas a tardar en recuperarte. No tengo ningún episodio de atracón ni nada parecido, ya me han dado el alta.

Exigencia y presión
¿A las futbolistas, por ser mujer, se les exige más el estar en forma y además cumplir con unos cánones de cuerpo?

Eso es algo que va a seguir existiendo, pero pienso que, si queremos conseguir estar en el deporte de élite, hay que estar al nivel, aunque las mujeres siempre tenemos que estar demostrando más y más. Algún día se nos valorará como se debe y creo que vamos por el buen camino. En el fútbol femenino, las que venimos de atrás, nos lo hemos currado mucho.

No todas las personas estamos obligadas a estar preparadas para esa exigencia y presión.

A la mínima hay que pedir ayuda, eso nos va a hacer estar preparadas para afrontar cualquier comentario de los que me hacían polvo, por ejemplo. Y que no nos hagan daño. El fútbol sigue siendo un terreno peligroso para mí, la exigencia sigue provocando prohibirme muchas cosas. Jugué la Queens League hace un año con miedo a una recaída. Eran sólo tres meses y tenía una espinita clavada, quería comprobar si me había recuperado. No sé si estoy preparada para una temporada entera. Eso sí, tengo claro que todo lo que pueda provocarme una recaída, lo mantengo lejos.

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