Durante los últimos meses, el mercado inmobiliario ha estado batiendo récords de ventas. De hecho, el mes de julio cerró firmando más hipotecas que nunca, lo que hace ver cómo las transacciones han ido cerrándose en tiempo récord.
Una de las ventas que más auge ha vivido en los últimos años ha sido la relacionada con el mundo rural. Viviendas de campo, fincas o pequeñas parcelas en las que poder realizar labores agrícolas o ganaderas han estado en el mercado y han vivido una gran demanda.
Si se suma, además, todos esos inmuebles y terrenos que vienen de herencias que se han ido cursando a lo largo de la pandemia y en los meses posteriores, se entiende por qué el mundo rural ha vivido un nuevo boom de inversión.
¿En qué se traduce esto? “Muchas fincas o casas de pueblo han pasado a manos de los herederos, que al no ser únicos, acaban vendiendo para facilitar el reparto. Esto ha hecho que salgan oportunidades para quienes buscaban algo fuera de la urbe y a precios más que interesantes” explican algunos expertos.
¿Cuál ha sido uno de los más demandados?
Terrenos con posibilidad de tener agua propia. Este tipo de fincas siempre han estado bien valoradas por la versatilidad que tienen bien para poder recalificar y construir una vivienda de campo en ellas bien para poder cosechar y disponer de agua natural propia.
Pero, ¿vale todo el agua? En realidad, lo primero que hay que hacer cuando una finca viene con acceso a un pozo, a un acuífero o incluso a un pequeño manantial o riachuelo es hacer un análisis de agua que defina la calidad de la misma.
Aunque no esté pensada para el consumo humano directamente, es necesario conocer a fondo sus propiedades para saber si es apta para el riego.
“Con el fin de no alterar el equilibrio salino del suelo dedicado al cultivo, tanto agrícola como de jardinería, el agua de consumo debe reunir unas características determinadas que solo se conocen después de someterlas a un análisis” explican en Centro Analítico Pozuelo, especializado en este tipo de analíticas no solo de riego sino de piscinas, potabilidad y pozos, entre otros.
Por ejemplo, comentan que, en el caso de los pozos, es importante conocer la dureza de la propia agua para poder determinar su uso.
Tener presente esto antes de la compra puede suponer todo un acierto.