Porque la palabra «democracia» se escribe con «s» del plural o, si necesita una versión más simple, le puedo recordar ese texto legal que termina afirmando que «…propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político». Y cuando dice «pluralismo» no lo está limitando a dos partidos, que a duras penas consigue usted disimular que su democracia favorita sería siempre la más cómoda posible para quienes, como usted, viven de la política: mejor solo dos que más, y porque un solo partido político, con distintas tendencias dentro para hacer teatro, ya no colaría.
Sí, se trata del artículo 1 de una Constitución que si la hubieran redactado los secuaces de Arias y Fraga es probable que también incluyera la «calle es mía», perdón, quería decir la «gobernabilidad», como uno de esos «valores superiores de su ordenamiento jurídico». Pero no la incluye, y puede que tengamos una Constitución que nos conduce a la anarquía y no nos habíamos dado cuenta. Mala suerte.
Abro paréntesis histórico para recordar a los trabajadores asesinados por las fuerzas represivas postfranquistas en Vitoria el día 3 de marzo de 1976, en tanto que fueron, quizás, las personas que tuvieron que morir para que Juan Carlos I se viera obligado a destituir a aquella pareja de franquistas y nombrar a Adolfo Suárez para que el futuro que debía seguir «atado y bien atado» no resultara casi tan sangriento como lo había sido la dictadura. Y todavía hay quien dice que fue el de Abu Dabi quien trajo esta democracia a la que yo prefiero llamar monarquía con urnas.
Volviendo a lo nuestro de hoy, si no tuviera prohibido creerlo, pensaría que usted, señor Feijóo, es incapaz de imaginar los diferentes escenarios, algunos aberrantes, que podrían derivarse de su propuesta.
Por ejemplo, el de un gobierno formado por una candidatura que hubiera conseguido solo unos cuantos votos más que otra u otras, y cada una de ellas, por ejemplo, con porcentajes en torno al 20% o 25% de los votos emitidos. Podría ocurrir perfectamente. Y que, de esas candidaturas casi empatadas, la «más votada» sacara menos escaños que una o varias de las otras. Menudo lío.
Sin ir más lejos, con los resultados del 23J sobre la mesa, usted pretende gobernar con 8,1 millones de votos y 136 escaños en el Congreso, mientras los dos partidos que formaban la coalición de gobierno anterior suman 10,7 millones de votos y 153 escaños, y aún queda el recuento de un CERA que no suele proporcionar grandes satisfacciones a las derechas…, salvo cuando lo utiliza para organizar delitos electorales como la «Operación Mapau» desde Argentina hasta la isla de Formentera. Tan burdo que se descubrió durante un examen, creo recordar que era sobre conocimiento del idioma ruso, para acceder a un puesto de trabajo en la Consellería de Industria. Corría el último año del siglo pasado.
Porque lo cierto, señor Feijóo, es que su partido es insaciable a la hora de conseguir leyes y posiciones ventajistas a cualquier precio. Por ejemplo, usted sabe perfectamente que la LOREG viene tergiversando la voluntad popular a favor del PP y del PSOE desde junio de 1977.
Es algo que ocurre de manera automática durante los recuentos que convierten en poder parlamentario los votos recogidos en las urnas. Por ejemplo, sin salir de las elecciones generales celebradas antes de ayer, 23 de julio, cada escaño le ha costado al PP 59.499 votos y al PSOE 63.615 (un 6,9% más). Pero SUMAR ha «pagado» 97.226 votos (un 63% más) por cada uno de sus escaños.
Terminaré, por tanto, hablando de sus adversarios para decirles que me acabo de sentar a contemplar cómo, una vez más, los de la izquierda del PSOE le van a regalar la presidencia del gobierno al partido que tienen a su inmediata derecha sin exigirle a cambio una reforma electoral que corrija la discriminatoria inferioridad con que sus votantes acuden a las urnas.
Si Pablo Iglesias, que ahora no para de criticar a Yolanda, pero que cuando pudo intentarlo no fue capaz ni de plantearlo, y eso que llegó al extremo de votar en 2016 para que Rajoy siguiera en La Moncloa, ¿podemos pensar que la líder de SUMAR lo conseguirá?
Me parece poco probable que ni siquiera se atreva a proponerlo.