Como aquella hoja de otoño

por Redacción Nacional

Las hojas caen en forma de soledad,

anaranjadas y dichosas, ya ha pasado la tempestad.

Vuelve tu época en la gran ciudad

¡Vuela, sé libre, que nadie te arrebate tu verdad!

 

Tu poder nace de lo más profundo

como un tormento que arrebate en un segundo.

Tú tienes que salir y brillar en este mundo,

porque eres una mujer que irradias ese trasmundo

 

Ten valor, que la vida es eso,

continuar como sea en este proceso.

Siempre hacia la cumbre confieso,

pues los miedos no son más que un retroceso.

 

No hay más lealtad que una mujer luchadora,

que sabe lo que quiere y persigue sus sueños a cualquier hora.

Como un pequeño paseo habla de la vida como una aurora.

Gran mujer, de corazón noble, increíble y conmovedora.

 

A ti, a la mujer que admiro en cada momento

porque tu sentir es como una ráfaga del viento.

Mi heroína en las batallas de movimiento

y en la nostalgia, surge ese talento.

 

Sí mamá. Esa gran mujer eres tú.

Mi inspiración y amor brota de tu juventud.

Tu serenidad y fortaleza la aprendí por ti en magnitud.

Y luchar por mis sueños es gracias a tu plenitud.

 

Como esa hoja que vuela por todo el alrededor,

El otoño describe esta vida como espectador.

Yo solo narro y sigo tu historia como un emperador.

En lo más oculto, aquí estoy de observador.

 

Gracias mamá. Por enseñarme a ser yo misma y quererme.

Como tú, nunca más volveré a esconderme.

Como tú, nunca más volveré a detenerme.

Y como tú, seré esa mujer risueña y dispuesta a atreverme.

Lidia

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