El RC Deportivo lleva jugados cinco partidos, tres en Riazor con sendos empates y dos fuera del feudo coruñés con desigual resultado, victoria contundente contra el CD Lugo y empate en Salamanca.
Escucho y leo las milongas de todos los inicios de temporada, la de ayer, una más, argumentando los todólogos que faltaban efectivos importantes, claro que contra el débil Rayo Majadahonda estaban los que ayer no estuvieron y casi se gana, pero al final del partido, solo se había conseguido un punto. Las sensaciones son buenas, cierto, los resultados regulares, cierto. Prefiero regulares o malas sensaciones y buenos resultados, los empates en casa sirven para que los equipos pierden el miedo a jugar en Riazor ante miles de deportivistas y solo se sume un punto. Estoy convencido de que esta situación revertirá, también pensaba ayer que el vuelo de los hijos de Hércules sería hacia el cielo, no hacia el sol, como Ícaro.
En A Coruña, parece que la “meiga” de las sensaciones, nos suelen castigar con el sortilegio de entrenadores milongueros. Me consta que Idiakez es un buen entrenador, que sabrá armar el puzzle, no puede fiarnos larga la espera, los directos rivales van cumpliendo, el equipo deberá resolver el próximo partido con autoridad de puntos, el juego, como si es a «pedradas».
Paciencia que estamos comenzando. Se ven buenas sensaciones. Vendrán los resultados positivos, el mismo mantra de todos los inicios de temporada. Si el equipo rival da patadas, los jugadores del Deportivo no deberían ser ursulinas, el fútbol es un juego de contacto, no romper piernas, ni provocar de manera intencionada lesiones. El buenismo en un profesional no debe existir y menos en el que dirige la plantilla, las buenas palabras no meten goles, el entrenador tiene que manejar los tiempos del juego y preparar el partido pensando en el resultado positivo, no en los aficionados y no llenarse como un saco de nueces en lamentos de milongas, buscando la absolución del empate en los deportivistas.
Los deportivistas vamos al diván de Riazor a disfrutar del juego de la mejor plantilla de la categoría, con jugadores diferenciados de superior división y ver como lo demuestran sobre el terreno de juego, dirigidos con la batuta de un buen director La música solo suena en los altavoces del estadio de Riazor. Sí, muy buenas sensaciones, pero nada más. Soy resultadista, el resto…… Para ser primeros y ascender hay que sumar de tres en tres, como los Mosqueteros. Que no venda el entrenador el cuento de la buena pipa. (Nos da pena no ganar por la afición) menos hablar al “tun tun”, antes de hacerlo, debería tomarse la pócima del excipiente de la autocrítica y pensar en cómo resolver las dudas en los partidos que, de la pena, nos ocupamos nosotros. Somos los que lloramos cuando el equipo se queda a las puertas del ascenso, los entrenadores se van con su música a otra parte, los jodidos somos quienes sufrimos por nuestro sentimiento. Idiakez, aplíquese y milongas, las justas.
Foto portada. RC Deportivo