…que en las palabras que siguen no hay cabreos ni ironías, mis dos refugios ante el fragor de esta política.
Y que no me importan los comentarios sobre las intenciones que te llevaron hasta la carta porque siempre habrá prepotentes llamando «adolescentes» a quienes no se disfrazan de fuertes.
Y tampoco las especulaciones gratuitas sobre lo que pueda pasar, aunque siempre defenderé la libertad de imaginación.
Sé que lo que te rompió fue tener que responder a lo de si seguías confiando en la Justicia con una verdad que solo era mala política. A los pocos minutos abandonaste el Pleno porque habías enseñado algo de ti que tú mismo no podías aceptar.
El lunes 29 comparecerás. Pienso que si continúas será porque habrás decidido reformar lo que sea necesario, y no será poco, para que nunca más tengas que mentir ante una pregunta que no quieras esquivar.
Una reforma legal inaplazable para que nadie ponga en peligro la democracia y las libertades como estrategia para gobernar.
A pesar de la mucha distancia, ¿podría parecerse esta reforma a algo de lo que quizás comenzó a imaginar el autor al que le he copiado la frase de uno de sus discursos?
¿Se puso a imaginar él y entonces el rey comenzó a intrigar?
De aquellos dos ya sabemos que perdió el que habían elegido las urnas.
Han pasado muchos años desde Suárez.
Quizás tú sí puedes, porque si no merece la pena seguir como ahora, rendirse tampoco.
Es sábado y atardece despacio mientras comienzan a caer del cielo unas gotas de lluvia pequeñas, como si dudaran.