El viejo coche de Mediavilla necesita pasar la ITV. Por Iñigo Landa

por Iñigo Landa Larrazábal

Al margen de que, personalmente, opine que el último artículo (*) del burukide del EBB, Koldo Mediavilla lo tenía escrito antes del pasado 31 de julio y, por la razón que fuera, se le pasó retocarlo.

Con todo, lo primero que se aprecia es que es el típico rollo de alguien que sabe que se va a ir. En la actualidad la ITV es imposible de pasar porque el PNV tiene un coche al que le falla el motor, los frenos, los neumáticos y las luces.  Por si fuera poco, los actuales conductores no han cumplido con las revisiones de mantenimiento y ahora toca llevarle al taller y ver si merece la pena arreglarlo o llevarlo al desguace. Y, sobre todo, no hay que perder de vista que Mediavilla es uno de los responsables directos del lamentable estado del vehículo. Un poco más de humildad.

El artículo, propiamente dicho, no está mal, pero se le “olvida” atribuir la responsabilidad a quienes han propiciado el deterioro del funcionamiento de un partido que dice que se ha de regenerar. Digo yo que, si reconoce que se debe de cambiar, alguien será culpable de no haberse adaptado a las nuevas realidades, ¿No? Pues nada… Ni una sola autocrítica -máxime- cuando él ha formado parte de las decisiones que han desmovilizado el PNV.

Habla de la necesaria comunicación con las bases y esa idea es la madre del cordero. Y es que no es necesaria una comunicación fluida (unidireccional), lo que urge es instaurar la participación. Una comunicación fluida tiene Vocento con sus lectores, pero no participación. No confundamos los conceptos.

Y hace un llamamiento a la unidad interna. ¿Qué quiere decir con eso? ¿Unidad con quién?, ¿Con quienes están cometiendo errores en cascada hasta el descalabro? ¿Unidad con quienes no han entendido que los afiliados están cansados de la política del nombramiento de amiguetes del «Komité Central»? ¿Unidad con quienes apuestan con la escucha activa a las consultas de cabecera (de pago, por supuesto) y no dejan opinar a los afiliados?

Dice que habrá que habrá que renovar ideas, estructuras y dirigentes. ¿Ideas como la de unidad para construir el Guggenheim de Urdaibai contra la opinión de los ciudadanos de la zona? ¿Para eso reclama unidad? ¿Han preguntado a los afiliados que les parece esa idea? ¿Por qué no se pregunta a los ayuntamientos de Urdaibai para ir en unidad?

Pero… Vamos a ver: ¿Cómo se van a renovar estructuras? ¿Sin incompatibilidades? ¿Qué unos pocos tengan dobles puestos internos y externos? ¡Vaya plan!

Habla de renovar personas. ¿Cómo? ¿Nombrando en cargos de Gobierno vasco y diputaciones a quienes han dejado de ser alcaldes en sus pueblos porque su gestión no ha satisfecho a los ciudadanos? Pues sí que vamos bien.

Sinceramente, no creo que un/una alkate que pierde la Alcaldía se merezca ningún premio. De entrada, no es un buen ejemplo. ¿Renovar personas con nombramientos como el cabeza de lista al Parlamento español designado por su esposa? ¿Y quién va a renovar los puestos? ¿Los que están van a designar a sus sucesores? ¿Los reyes del nepotismo tienen alguna credibilidad? ¿Los nuevos personajes van a ser elegidos por los mismos y con el mismo procedimiento con el que se cesó a Urkullu y se ungió a Pradales?

Por otra parte, ¿Cuál es el procedimiento abierto, participativo, limpio y transparente que se va a poner en marcha? ¡De eso debería tratar el próximo artículo del señor Mediavilla! Esa es la clave. Y la palabra, sí, es regeneración, pero no sólo de personas (algo inaplazable) sino de métodos, formas, estilos y comportamientos. En definitiva, romper amarras con los males que acosan al PNV: El clientelismo (advertido en ese proceso de escucha que parece que hicieron), el amiguismo, el «parentelismo», y las puertas giratorias más obscenas, por no hablar de la incomprensible elección de much@s candidat@s locales, evidencias que dan por tierra con la imagen del PNV ante esa exigente ciudadanía que se señala. 

Quien pretenda analizar la situación no puede olvidar dichos males, que seguro los sabe, pero los calla. La renovación pasa, sí o sí, por eliminar esas prácticas, sin lo cual nada será creíble. Y a propósito de lo que observamos en otros partidos, ¿No se le ocurre a este prócer, con toda claridad, que el Partido Nacionalista Vasco necesita una verdadera democracia participativa?

Llama más que poderosamente la atención la relevancia que Mediavilla concede a la unidad interna de los alderdikides, cuando en la historia del partido no ha habido un EBB más sectario que el actual, que ha condenado a la carbonera a todo aquel que no ha pasado por comulgar con sus ruedas de molino. Debe creer que la militancia es idiota e incapaz de constatar las tácticas y movimientos de media docena de burukides que siguen en sus trece: Control absoluto de las estructuras de EAJ-PNV y nombramientos institucionales de sumisos a Sabin-Etxea. Con su ceguera han perdido la credibilidad. No son creíbles sus propuestas de regeneración si no hay una dimisión colectiva asumiendo la responsabilidad de la pérdida de confianza de los electores.

Desde mi punto de vista, lo procedente sería una dimisión en bloque y nombrar una gestora salida de los batzokis (sin tutelas ni apadrinamientos) para dirigir el proceso de cambio. De otra manera, no creo que se vaya a ninguna parte. Lógicamente, es una opinión de esas que no agradan a los cuadros, pero, no por ello, deja de ser opinión libre y sin censuras.

Que uno critique el proceder de unas personas determinadas no significa, en absoluto, que se critique a una sigla histórica que nos supera a tod@s: A ell@s, y a mí. Si no me preocupase la actual situación, ni me molestaría en escribir una sola línea, ni en leer un par de veces, para poder analizarlas, esas ocurrentes cosas (que van desde Bernard Shaw hasta la ITV, pasando por la “fatiga de materiales” de August Wöhler) con las que, siempre, y tan parcialmente, nos pretende ilustrar Koldo Mediavilla.

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