Jesús Villamide, tres años para recrear una obra de arte, el Monasterio de Santa María de Meira

por José Luis Rodriguez Fernández

En la villa de Meira está ubicado el Monasterio de Santa María de Meira, una joya arquitectónica de estilo románico cisterciense que cautiva desde el primer vistazo. Su monumentalidad se manifiesta de manera impactante en el exterior, siendo la fachada principal un testimonio elocuente de la grandeza que aguarda tras sus muros centenarios.

La iglesia del monasterio, un verdadero tesoro del arte gallego, se alza con sus dimensiones notables: 70 metros de longitud y 14 metros de altura. Este edificio no solo es una estructura arquitectónica, sino un testigo vivo de la historia, cuyos cimientos se remontan al año 1154, según el primer documento que menciona la existencia de este venerado lugar.

Al atravesar sus puertas, nos sumergimos en un espacio de sobriedad notable, donde la elegancia del estilo románico se despliega en cada rincón. El interior de la iglesia se compone de tres naves, separadas por arcos que descansan sobre robustos pilares.

Al atravesar sus puertas, nos sumergimos en un espacio de sobriedad notable, donde la elegancia del estilo románico se despliega en cada rincón. El interior de la iglesia se compone de tres naves, separadas por arcos que descansan sobre robustos pilares.

Hasta aquí la presentación de una joya arquitectónica de nuestra tierra glauca, el Monasterio de Santa María de Meira.

Un artista de la localidad, Jesús Villamide, conocido popularmente como Suso o «Louseiro», lleva 20 años dedicándose, siempre que su trabajo se lo permite, a la creación de réplicas a escala. Su obra más destacada, es una reproducción del Monasterio de Santa María de Meira, que le llevó tres años completar, recreándolo tal y como era en su origen, ya que algunas partes del mismo han desaparecido con el tiempo.

A corto plazo, Suso tiene el deseo de exhibir sus más de 15 piezas en un museo, para que quienes visiten Meira puedan admirar su impresionante trabajo. Un quehacer de artista, que el Ayuntamiento debe buscar un lugar de privilegio para quienes visiten Meira, puedan contemplar fielmente los tesoros arquitectónicos de la Villa donde nace el río MIño, en el Pedregal de Irimia.

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