Trump combate el espionaje nacional e internacional. Por James Nava

Uno de los temas sobre los que la Administración Trump está trabajando con intensidad es el combate contra el espionaje nacional e internacional. En concreto, la Protecting America From Spies Act (H.R. 419), (Ley de Protección de Estados Unidos contra Espías) (H.R. 419) es un proyecto de ley presentado al Congreso para ampliar las causas de denegación de entrada a Estados Unidos a ciudadanos no estadounidenses por espionaje o sabotaje. Este proyecto de ley ampliaría la definición de inadmisibilidad para incluir a personas que hayan participado o planeen participar en espionaje o sabotaje que violen la legislación estadounidense. También extendería estas causas al cónyuge o hijo de una persona que haya participado en dicho acto en los últimos cinco años.

Las disposiciones clave de la H.R. 419 son las siguientes: 

Amplía las causales de inadmisibilidad: El proyecto de ley amplía las razones para excluir a personas de la entrada a Estados Unidos para incluir el espionaje y el sabotaje planificados o que hayan ocurrido en el pasado, incluso si el acto en sí no tuvo lugar en territorio estadounidense. Incluye a familiares: Inadmite al cónyuge o hijo de una persona si cometió un acto relacionado con espionaje en los últimos cinco años.

Modifica la Ley de Inmigración y Nacionalidad: El proyecto de ley busca específicamente modificar el artículo 212 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad para garantizar que los esfuerzos relacionados con el espionaje o la transferencia de tecnología se consideren en la emisión de visas.

Esta Ley de Protección de América contra Espías (H.R. 419) busca detener operativos extranjeros que explotan nuestra apertura para robar secretos tecnológicos. La Sección 2(a) amplía la inadmisibilidad de visados para cualquier persona vinculada a esquemas de espionaje o transferencia tecnológica.

Así, mientras los burócratas del Estado Administrativo perdieron años permitiendo el robo de propiedad intelectual por parte de China, este proyecto de ley finalmente aborda la infiltración extranjera. Las pérdidas anuales de 600.000 millones de dólares vinculadas al robo de propiedad intelectual estadounidense por parte sólo de China, sin contar a otros países, demuestran que necesitamos adoptar cuanto antes medidas contundentes. Debemos asegurar la llegada talento extranjero, pero también debemos deportar a quienes llegan para realizar actividades de espionaje. El presidente Trump acierta en su enfoque de priorizar la innovación estadounidense y asegurar nuestro liderazgo evitando el espionaje. 

En los últimos años tenemos pruebas de que ese espionaje se ha incrementado. Actualmente, Rusia y China concentran buena parte de ese intento de expoliar los avances estadounidenses. Para ello también recurren cada vez con más frecuencia al espionaje basado en el sexo. Sus agencias de inteligencia envían a mujeres atractivas para seducir a ejecutivos y directivos de empresas tecnológicas estadounidenses para que espíen y roben secretos tecnológicos.

Una práctica que también alcanza a otras esferas de la Administración y de diferentes sectores económicos. Espías rusas y chinas también están utilizando las redes sociales, concursos de startups e inversiones de capital riesgo para infiltrarse en Sillicon Valley, el corazón de la industria tecnológica estadounidense, en Wall Street, el Pentágono, Universidades, medios de comunicación, empresas de la industria aeroespacial, y agencias de inteligencia, entre otros objetivos. 

El presidente Trump busca cerrar esta vulnerabilidad en la defensa de los secretos tecnológicos, científicos, militares y empresariales, explotada por nuestros adversarios, e incluso aliados, durante años. Como en tantos otros temas, Trump ha dicho basta y pretende fortalecer este flanco desatendido de nuestra seguridad nacional sobre el que algunos asesores de inteligencia venimos reclamando medidas desde hace años para combatir el espionaje de activos que operan desde la cotidianeidad sin levantar alarma. Son activos que se hacen pasar por estudiantes, ligues habituales, empresarias, inversoras, periodistas, etc. 

El Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes ha advertido que el Partido Comunista Chino llevó a cabo más de 60 operaciones de espionaje documentados dentro de Estados Unidos en los últimos cuatro años, si bien la cifra real es mucho mayor, y el peligro también.

El espionaje internacional es más amplio y profundo de lo que nunca han reconocido Administraciones anteriores, pero también el nacional, sobre todo a cargo de periodistas. El caso más reciente afecta es la secretaria de prensa, Karoline Leavitt, objeto de espionaje, pero también a otros altos cargos del gobierno y miembros de la Administración. Por esta razón, la Casa Blanca ha implementado nuevas restricciones que limitan el acceso de la prensa a secciones restringidas del Ala Oeste después de conocer que algunos periodistas estaban espiando conversaciones confidenciales, así como grabando audio y vídeos. 

Sólo el presidente Trump está dispuesto a combatir este espionaje nacional e internacional que nos cuesta miles de millones de dólares y un grave impacto en la seguridad nacional.

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